A las 10 de la mañana del sábado 26 de abril, en la explanada de la Basílica Patriarcal Vaticana, tendrá lugar la Santa Misa Exequial por el difunto Romano Pontífice Francisco. La Liturgia Exequial será concelebrada por los cardenales y los patriarcas de las Iglesias orientales. Presidirá la concelebración el decano del Colegio Cardenalicio, el Emmo. Card. Giovanni Battista Re.
Al término de la solemne celebración eucarística, tendrá lugar la Ultima Commendatio (última recomendación) y la Valedictio (despedida). El cardenal vicario de la diócesis de Roma dirigirá la súplica de la Iglesia de Roma. A continuación, los patriarcas, los arzobispos mayores y los metropolitanos de las Iglesias metropolitanas «sui iuris» católicas orientales se dirigirán ante el féretro para la súplica de las Iglesias orientales. Luego, el cardenal decano rociará con agua bendita el cuerpo del difunto pontífice y lo incensó. Finalmente el féretro del Santo Padre Francisco será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor para su sepultura y tumulación.
En una nueva emisión del «Espejo de la Iglesia en Aragón» de COPE entrevistamos a Ángel Arrebola, sacerdote diocesano y canonista, quien nos compartirá ampliamente el protocolo y todo lo que vendrá una vez concluida las exequias del Santo Padre. Transcribimos la entrevista.
Rocío Álvarez: Ángel estamos ya a las puertas del funeral, la capilla ardiente, creo que finaliza hoy, a última hora de la tarde. Una vez que las exequias papales finalicen, ¿cuáles son esos primeros pasos y protocolos que se van activando?
Ángel Arrebola: Bueno, comenzarán las llamadas Novendiales, que son nueve días de misas por el Romano Pontífice, un novenario de misas por el Romano Pontífice, que se celebrarán en la Basílica Vaticana, con la presencia de diversos grupos y presidencia de esa santa misa por diversos Cardenales, distintos, uno es el Vicario de Roma, el Decano del Colegio Cardenalicio, etc. Y después de esos nueve días, pues lo previsible es que comience el Cónclave.
R.Á.: El Cónclave son varios los que se van sucediendo ¿cómo funciona este sistema del Cónclave?
Á.A.: Bueno, entonces, el Cónclave comienza con la misa ‘Pro Eligendo’, que se llama «Pro Eligendo Romano Pontífice», que es la misa para que el Espíritu Santo ilumine al Colegio Cardenalicio, a ese presbiterio de la diócesis de Roma, porque al final los Cardenales no son otra cosa más que el clero de la diócesis de Roma, que elige reunidos en consistorio, en Cónclave, eligen a su obispo. Y, bueno, pues comenzará con esa misa ‘Pro Eligendo’ y entiendo que será en la mañana y a la tarde, pues será el comienzo litúrgico del Cónclave con esa procesión que lleva a los Cardenales desde la Capilla Paulina hasta la Capilla Sixtina, donde en esa capilla conocida, que es donde tiene lugar el juramento de todos los Cardenales y la primera sesión del Cónclave con ese famoso «Extra Omnes» que pronuncia al Maestro de las Celebraciones Litúrgicas.
R.Á.: ¿Cuáles crees que son los principales desafíos y prioridades que debería afrontar, que deberá afrontar el próximo Papa?
Á.A.: Bueno, pues creo que todos tenemos en la cabeza cantidad de cosas. Quizá debemos dejarnos un poco o no dejarnos llevar por la inmediatez de los problemas, ¿no? Es decir, la situación política actual, sí, todo eso es importante, pero creo que no debe determinar, el Papa, sobre todo, debe de confirmar en la fe a sus hermanos. Esa es la misión del Pontífice, de confirmar en la fe. Luego los acentos los propone cada uno, ¿no? Ya el Papa Francisco había dicho cómo no estamos en un cambio, en una época de cambios, sino en un cambio de época. Y a mí me parece que el introducir ya de lleno del siglo XXI a la Iglesia es ese gran desafío que todos tenemos, el Papa y todos los que formamos la Iglesia.
R.Á.: Desde tu visión, desde tu conocimiento interno del Vaticano, tienes ya un rodaje ¿qué dinámica o consideraciones crees que podrían influir en las deliberaciones de los Cardenales Electores?
Á.A.: Bueno, yo estoy considerando desde el principio, que en este momento creo que Iglesia, o que puede haber un Papa relativamente joven, es decir, un Papa que tenga por delante un periodo largo, ¿no? Porque creo que también es el momento de que la Iglesia asiente muchas cosas que ha traído Francisco y la doctrina de Benedicto, por lo tanto, creo que más que el lugar de procedencia que siempre se parece es, creo que en este momento va a influir la edad. Es decir, no un Papa excesivamente mayor, sino más bien un Papa de una edad, pues, joven, tenemos cardenales desde los 50 años hasta 79 y alguno que cumplirá 80, una vez comenzado el Cónclave, como en principio, como el Cardenal Osoro que cumple 80 años en mayo, ¿no? Entonces, ahí me parece que más la edad, por un lado, más que la procedencia, ¿no? Me parece que esa va ser la clave un poquito de esto. Y luego también el tema del consenso que se habla, ¿no? Pues es verdad que la Iglesia hay acentos diversos, pero como ha dicho algún Cardenal norteamericano, creo que es el momento de un Papa con el corazón de Francisco y la claridad doctrinal de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
R.Á.: ¿Qué destacarías del legado del Papa Francisco? ¿Qué huella nos ha dejado en la historia de la Iglesia y en el mundo?
Á.A.: Bueno, el Papa Francisco, por sus características personales, por su procedencia, por su formación, es argentino, jesuita. Yo creo que el Papa Francisco nos deja un legado de frescura, podíamos decir, ¿no? Y es verdad de situar el Papado, el pontificado de un Papa en el lugar de… siempre lo ha sido, ¿no? del pastor de la Iglesia Universal. Pues yo creo que es el gran legado del Papa Francisco, y una Iglesia pues muy misionera, lo que él llamaba la Iglesia en salida, no es otra cosa más que una Iglesia misionera, la Iglesia que deja de mirarse el ombligo, para ser misionera, para abrirse al mundo, aunque debe transformar y llevar a Cristo.
R.Á.: Y qué mensaje Ángel te gustaría compartir de esperanza, de reflexión, pues en este momento, ¿no? De cambio, de transición en la Iglesia.
Á.A.: Yo creo que todos percibimos eso que estás mencionando. Nos damos cuenta que es un momento clave para la Iglesia Universal. Somos 1400 millones de católicos en el mundo entero. Y es un momento clave. Y, además, porque la figura del Papa no sólo es el padre común de los católicos, sino es un auténtico líder mundial como va a quedar demostrado mañana, ¿no? Convocando la mayor cumbre, verdaderamente la mayor cumbre política y social en los últimos años en el Vaticano, haciendo coincidir, pues, a Trump, con Zelenski o con el gobierno de Israel, etcétera. Entonces, a mí parece que, en ese sentido, nosotros como católicos, tenemos que tener muchas esperanzas. Estamos en el año de la esperanza y que la Iglesia cumpla esa misión en medio del mundo. Y, por lo tanto, además de esperanza, confianza, confianza del Espíritu Santo, ¿no? Rezar mucho para que el Señor ilumine y acompañe a los Cardenales en este proceso tan bonito y tan decisorio para la Iglesia.
R.Á.: Además, en pues esta época, también que estamos viendo, también debido a las redes sociales que hay tanta polarización, tantos extremos, de qué manera el Papa nos ha ayudado también a suavizar o atender puentes, ¿no?
Á.A.: Efectivamente, vimos en una sociedad en que la polarización es el río revuelto donde muchos tienen beneficios. Y creo que el Papa nos ha ayudado a que podamos subir de esa polarización. El Papa está muy por encima de cualquier etiqueta que se la haya querido poner, ¿no? Extremismos de un lado, de otro o de ideologías políticas. El Papa está muy por encima y ya él personalmente le molestaba, además que le clasificaran. Y creo que ese legado también nos lo deja a nosotros, ¿no? De aprender a estar un poquito por encima de ese río revuelto, ¿no? De esas posibilidades de extremismos que polarizan a la sociedad.
R.Á.: Y nosotros como fieles, ¿cómo podemos acompañar en este proceso de elección de nuevo, Papa? Supongo que por supuesto, supuestísimo, a través de oración, a través de la reflexión.
Á.A.: Evidentemente, a través de la oración. Yo creo que es legítimo también que le pidamos a Dios nuestro Señor pues un Papa certero, siempre lo ha sido a lo largo de la historia creo que siempre hay muchos ejemplos, evidentemente la oración y luego también, el comunicar esa serenidad a todo el mundo, es decir que nosotros tanto en el seno de la Iglesia como fuera, pues rompamos, no sé, es decir, pues eso la polarización. El Papa es el Papa de todos, sea aquí en sea. Yo siempre pongo un ejemplo muy bonito, que son de los niños de Fátima, cuando les interrogan por las apariciones de la Virgen y les dice el obispo de Leiria ¿Qué os ha dicho la señora? Ellos dicen que recemos por el Papa. ¿Y cómo se llama el Papa? No lo sabían, daba igual y ellos rezaban por el Papa fuera aquí en fuera.
R.Á.: Efectivamente. Ángel, antes de terminar, ¿cuéntanos un poco porque tú has vivido, has trabajado ahí en el Vaticano? Y ¿Cuéntanos un poco que época, en qué años estuviste allí y qué es lo que hacías?
Á.A.: Justo me pilló la renuncia de Benedicto y la elección de Francisco. Yo pude compartir muy de cerca aquellos días intensísimos el 13 de marzo 2013. Ahí estuve más, casi, nueve horas de pie. En la plaza de San Pedro, bajo la lluvia, esperando la elección del Papa. Mi misión era, sobre todo, bueno, pues, tema de los sacerdotes, porque estaba en la Congregación hoy Dicasterio para el Clero, hemos tenido hace poco la visita Prefecto aquí en Zaragoza, monseñor Lázaro y bueno, pues, estaba trabajando al servicio de los sacerdotes, de lengua española, que somos más de un tercio de todos los sacerdotes del mundo. Y, además, pues, asistía personalmente al Prefecto como secretario del Prefecto en sus labores de gobierno del Dicasterio.
R.Á.: Y como era ese ambiente ¿se respiraba esa Iglesia Universal, Internacional?
Á.A.: Era maravilloso, realmente es una Atalaya desde la que se observa, primero, el gran trabajo de muchísima gente en el Vaticano, es decir, el Vaticano tiene muy mala fama, muy mala fama inmerecida, a veces, por películas, por series, por tal. Hay muchísima gente que trabajan muy calladamente en servicio de la Iglesia. Pues, sepultando sus vidas, metiendo muchas horas y muchos servicios. Y luego, la universalidad, es que, bueno, en la mesa donde yo vivía en la casa, pues, vivía desde coreanos, vietnamitas, alemanes, franceses, italianos, españoles, brasileños. Y compartíamos la vida, ¿no? Entonces, es la universalidad de la Iglesia, tocada con las manos, ¿no? Y era una maravilla. Y lo mismo, pues, andabas con el italiano, que con el francés o, farfullando el inglés en mi caso, ¿no? Y entonces era muy bonito, porque, había veces que llegaba a casa por la noche, muy agotado y era, de haber intentado hablar varios idiomas al día, ¿no? Porque era la universidad de la Iglesia de verdad, ¿no?
R.Á.: Muchísimas gracias Ángel por contarnos. Estaremos al tanto de todo y sobre todo muy unidos en oración por todo este proceso clave para la Iglesia y para el mundo seguro.
Á.A.: Muchísimas gracias a ti Rocío Recemos un poquito a la Virgen del Pilar para que tengamos ese Papa que la Iglesia Necesita. Saludo a todos.