Campaña de las Personas Sin Hogar 2024: «Paso 24 horas sin hablar con nadie»

David López
26 de octubre de 2024

Con el lema “Caminemos juntos”, la campaña de personas sin hogar impulsada por Cáritas quiere poner el foco este año en el camino vital: ese lugar común por el que transitamos en la vida, y en el que es posible encontrarnos. La iniciativa pretende que las personas en situación de pobreza y sin hogar sean las que puedan expresar en primera persona quiénes son, qué viven, qué buscan y qué esperan. La campaña es una invitación a abrir los ojos, los oídos para, entre todos y todas, abrir camino a la esperanza.

Cada persona que vive en la calle tiene una historia personal que la ha llevado a esa situación. Hay tantas historias como hombres y mujeres que carecen de techo -más de 28.000 en España según la última estimación del INE-. Y aunque las causas pueden ser comunes en muchos casos, cada rostro tiene su propio camino que ha recorrido hasta verse en esa circunstancia. Francisco Javier, por ejemplo, perdió a sus padres siendo muy joven. Una realidad que le superó hasta quedarse aislado socialmente. «La sociedad ha cambiado sus valores. Vives incomunicado. Es una sociedad individualista. Pasas 24 horas sin hablar con nadie», relata este joven barcelonés que, tras perder el empleo durante la crisis de principios de siglo, se vio buscando un lugar donde cobijarse. «Lo más duro fue perder a mi familia. Sin esa red, no hay hogar, y sin hogar no hay trabajo, no hay nada…», explica desde un centro de acogida de Cáritas en Huesca. En su caso, «no hay problemas de alcoholismo o drogas», asegura, sino un único problema de asentarse con estabilidad bajo el mismo techo. «No es que no tenga piso porque no tengo trabajo; es que es imposible trabajar si tienes que estar sobreviviendo de aquí para allá, buscando algo tan básico como la alimentación, el aseo y una cama. Pensar en un piso con los precios a los que están los alquileres es imposible». Como Francisco Javier, son muchas las personas que tienen vedado el acceso a una vivienda digna. Sus caminos están llenos de obstáculos en forma de marginación, trata de personas, violencia machista, migración forzada o situaciones de irregularidad. Sendas vitales que, en ocasiones, son un «camino de bendiciones», como para Dannis y Jesús, dos venezolanos que expresan su «más profundo agradecimiento a Cáritas por la generosa acogida que se les ha brindado en Teruel». Esta pareja forma parte de los casi ocho millones de personas que se han visto obligadas a desplazarse en busca de una vida mejor. «Encontrar refugio en la provincia de Teruel fue un bálsamo de paz y esperanza. Primero en la parroquia, donde se nos acogió, y también gracias al maravilloso equipo de Cáritas, cuya dedicación y calidez hicieron que nos sintiéramos en familia desde el primer momento». Esta familia fue alojada en un primer momento en el Convento de Santa Clara, donde «la historia y serenidad de este lugar sagrado, que ha sido un refugio espiritual por siglos, nos brindó un profundo sentimiento de paz». Después pasaron al centro de acogida de San Nicolas, «un nuevo hogar temporal, lleno de calor humano y solidaridad», atestiguan agradecidos, no solo por la ayuda material recibida, sino «por haber sentido nuevamente la dignidad, la esperanza y el amor que muchas veces los migrantes sentimos perdidos en el camino».

Tríptico Campaña Sin Hogar 2024

VOCACIÓN Y COMPROMISO

Afortunadamente, los caminos de estas personas necesitadas de hogar se cruzan a diario con las de miles de trabajadores y voluntarios de nuestras Cáritas diocesanas. Como Beatriz Llorente, trabajadora  social de Cáritas en Zaragoza que, en estos momentos, se ocupa junto a un pequeño equipo de voluntarios y voluntarias de acoger a las personas que no tienen domicilio estable, que residen temporalmente en algún alojamiento de emergencia o que viven realmente en la calle. «Es una realidad compleja, muchas veces invisible para la sociedad», comenta. «Vemos muchas caras día a día. A muchas no las volvemos a ver, con otras nos es difícil comunicarnos, pero lo que sí comprobamos es que “las mochilas con las que vienen” están llenas no solo del problema de ausencia de techo, sino de múltiples causas que provocan en esas personas desesperanza, desconsuelo, soledad, miedo…». A Beatriz, como a tantas personas volcadas con esta realidad, le cuesta no poder dar una solución en muchas ocasiones. «Ojalá pudiéramos solucionarles los problemas que nos presentan, en concreto el de la falta de vivienda, pero muchas veces, nuestro apoyo, nuestra escucha, nuestro techo por un ratico ya es ayuda para estas personas. Un espacio donde se les llama por su nombre y alguien se preocupa por ellos y ellas».

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