La fundación pontificia presentó ayer a las 19.00 horas el nuevo informe internacional en el Patio de la Infanta, en colaboración con Fundación Ibercaja.
El acto comenzó con la introducción de Pilar Lasala, de AIN Zaragoza, quien ha afirmado que las conclusiones del estudio de libertad religiosa ya se han presentado en Roma, París, Chile, Lisboa y Nueva York. Se situaron en la mesa presidencial del salón de actos del Patio de la Infanta: Lasala, Javier Menéndez Ros, director en España de Ayuda a la Iglesia Necesitada, y el padre Manuel Almor, vicario general de la Archidiócesis de Zaragoza. Sin embargo, fue Carlos Tortosa, del equipo de AIN, quien condujo el acto e introdujo a una familia de pakistaníes cristianos, refugiados en Zaragoza.
Tortosa mostró al público, que ayer llenaba el auditorio, una serie de datos recogidos durante los últimos meses por la fundación: seis de cada diez personas viven en un país que no respeta la libertad de su confesión, el 65 por ciento son cristianos, 40 misioneros fallecieron solamente el año pasado, 35 de ellos sacerdotes… son solo algunos de ellos. Además, introdujo a Menéndez Ros, quien habló de lo que se entiende por libertad religiosa: “Derecho a tener, mantener o cambiar de creencia religiosa, pudiendo ser está expresada tanto en público como en privado, individual o colectivamente, sin que ello suponga forzar la conciencia de la persona o ninguna discriminación”.
Junto a esta definición, el director de AIN España determinó cuatro fuentes de obstáculos que se dan para la posibilidad efectiva de esta libertad: los países que defienden una visión radical del Islam; los países autoritarios, como China o Irak; los atentados masivos contra la libertad, con el ejemplo de un obispo chino secuestrado que solía bendecir a sus visitantes con un crucifijo a través de unas rejas; y la discriminación que se sufre cada vez con mayor intensidad en Occidente, aunque su gravedad no sea comparable a la de las tres primeras fuentes.
Para finalizar, se introdujo el emotivo testimonio de María, la madre de la familia pakistaní -cuyo apellido no será revelado por temor a las represalias-, quien ofreció, a modo de portavoz, el testimonio de su experiencia como refugiada. Explicó que tanto ella misma como su esposo fueron acosados en sus respectivos trabajos por ser cristianos, hasta que se les amenazó físicamente con la muerte si no se convertían al Islam. De este modo, tras pasar tres meses sin salir de casa, se mudaron a Zaragoza, donde -confesaron a Iglesia en Aragón al concluir el acto- han encontrado “una Iglesia más activa y cooperativa”. Su testimonio concluyó con la certeza de que en España se sentían “más seguros y en paz” y aportando la siguiente reflexión: “No hay nada más valioso que la familia, la vida y Jesucristo”.
El Pbro. Manuel Almor concluyó el acto, agradeciendo la presencia familiar de los asistentes y reconociendo la labor y el trabajo de Ayuda a la Iglesia Necesitada en Zaragoza. Aludió a lo significativo del testimonio recibido para alimentar la conciencia de necesidad material y espiritual que existe, y añadió: “Esto nos ayuda a despertar en Cuaresma (…). Es necesario convertirse. Darnos la vuelta por dentro. Una vuelta que nos reclama hacernos fuertes en la fe y orar por aquellos que sufren. Esto es la Comunidad de los Santos. Nuestra oración repercute allí, y la suya, aquí”.