El 11 de febrero celebramos con gran gozo la Jornada Mundial del Enfermo en Ariza. Fue una celebración sencilla, sentida, preparada con una gran ilusión por el grupo de Pastoral de la Salud de Ariza, en colaboración con los párrocos, D. Gerardo y D. Gustavo, y con la delegación diocesana de Pastoral de la Salud.

Un mural con manos y corazones, confeccionado por los alumnos del Colegio Rural Agrupado «Puerta de Aragón» de Ariza y Cetina, mostraba el cariño de los niños a los mayores y los enfermos y la ternura de los nietos a los abuelos. Una silla de ruedas vacía representaba a los enfermos y mayores…. junto al Cirio Pascual, símbolo de Cristo Vivo y Resucitado en medio de la Asamblea. D. Jesús Martínez Cabello, capellán del hospital de Calatayud y miembro del equipo diocesano, y la Comunidad de Franciscanas Misioneras de Paracuellos prepararon una pequeña vasija de barro, símbolo del ser humano, frágil pero con corazón, oídos y manos para amar, escuchar y ayudar a los enfermos, que se dio como recuerdo a los asistentes. Se notaba que todos habían puesto alma, vida y corazón en la preparación.

 

 

 

 

 

 

 

 

La Iglesia se llenó, en gran parte, con gentes venidas de Ariza, de la Residencia, de los pueblos cercanos, de Calatayud. Hizo acto de presencia la directora del Centro de Salud de Ariza que, por estar de guardia, no pudo quedarse. Y nos acompañó la directora de la Residencia Municipal de Mayores de Ariza.

Presidió la celebración D. Rudesindo Delgado, Delegado Episcopal de Pastoral de la Salud. Concelebraron D. Jesús, D. Melance y D. Atanasio párrocos de Nuévalos, D. Raúl, hijo del pueblo, y los párrocos de Ariza. Participaron en las lecturas, ofrendas, peticiones, el grupo de pastoral de la salud, y el Dr. Miguel Aranaz, del equipo diocesano de Pastoral de la Salud. Las periferias de la diócesis fueron el lugar donde se concentró simbólicamente nuestra diócesis de Tarazona y se abrió a la Iglesia universal que celebraba este día la Jornada Mundial del Enfermo.

Al final se rezó en la capilla del Cristo de la Agonía la oración: «En esta tarde Cristo del Calvario vine a rogarte por mi carne enferma…» El delegado leyó las palabras de nuestro obispo D. Eusebio que nos invitaba a acompañar a los enfermos y ancianos que necesitan ayuda, consuelo y aliento.

Y nos fuimos al salón de la casa parroquial para tomar un café con leche y los riquísimos rosquillos de Ariza, pastas y moscatel. Había alegría en los rostros, calor en el corazón, cantos en los labios, abrazos de despedida, acción de gracias por lo celebrado y vivido en una tarde inolvidable que quedará grabada en la memoria de la pastoral de la salud de nuestra diócesis.

 

Conchita Fraile Blázquez, Equipo Diocesano de Pastoral de la Salud