Anciles acoge un histórico encuentro en homenaje a sus beatos

Ascen Lardiés
21 de agosto de 2025

La localidad de Anciles ha sido el escenario de una emotiva y solemne eucaristía, presidida por el obispo de Barbastro-Monzón, en homenaje a los beatos Fernando Español Berdié y Cruz Laplana Laguna, así como a otros familiares mártires. Este acto, impulsado por los descendientes del beato Fernando, fue el primer encuentro familiar y celebración religiosa de este tipo en la historia del pueblo.

La iniciativa surgió de los familiares, que se unieron para rendir homenaje al beato Fernando Español Berdié, nacido en Anciles, y a otros religiosos de la familia. Según explicaron, el encuentro buscó honrar la memoria de Fernando, quien fuera secretario de su concuñado, el obispo y beato Cruz Laplana Laguna. La misa también recordó a otros parientes, como Manuel Español Laplana, sobrino del beato Fernando, y José Español Farré, primo suyo. En total, el homenaje congregó a unas cien personas.

En su homilía, don Ángel repasó la vida de estos testigos de la fe, que «vivieron el Evangelio con radicalidad y, en algunos casos, lo sellaron con su propia sangre». Del beato Fernando Español Berdié destacó que, a pesar de haber estudiado Derecho, su vida cambió radicalmente, llevándolo a entrar en el Seminario. Su fidelidad quedó patente al unirse a su amigo y obispo, Cruz Laplana Laguna, en Cuenca. En el momento final, se negó a abandonar al prelado para salvar su vida, diciendo: “Que me maten, yo no dejo de acompañar a mi Señor”.

El obispo refirió que el beato Cruz Laplana Laguna fue un pastor austero y cercano que «socorrió a los necesitados». Al serle ofrecido un escape, se negó, respondiendo: “Mi deber está aquí, cueste lo que cueste”. Ambos fueron encarcelados y martirizados juntos, absolviéndose mutuamente y perdonando a sus verdugos en sus últimos momentos.

La celebración también fue un momento para recordar a los siervos de Dios Manuel Español Laplana y José Español Farré, cuyos procesos de beatificación están en curso. De Manuel, seminarista y sobrino del obispo, recordó su rectitud al decir: “No se puede mentir ni para salvar la vida”. Fue fusilado en 1938, pidiendo a un compañero que dijera a su madre que moría «contento por mi Dios y mi religión». Por su parte, José Español Farré, párroco de Campo, fue un sacerdote «piadoso y cercano» que, al ser arrestado, se dirigió a su captor diciendo: “Amigo, te esperaba” antes de ser fusilado.

Don Ángel subrayó que la entrega de estos mártires no constituye un final triste, sino un «comienzo luminoso» cuyo testimonio sigue dando fruto. La celebración, más allá de un homenaje, fue una llamada a «vivir hoy con la misma coherencia, valentía y amor». La fe, apuntó, no se improvisa, sino que se cultiva día a día.

El acto concluyó con una oración final en la que se pidió a los beatos que rogaran por el pueblo y sus familias, y a los siervos de Dios que intercedieran ante el Señor. Este encuentro familiar y la celebración religiosa marcan un precedente para el pueblo de Anciles, uniendo a sus descendientes en torno al legado de fe de sus antepasados.

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