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María esperaba un hijo

Pedro Escartín
20 de diciembre de 2025

Un café con Jesús. Flash sobre el Evangelio del IV Domingo de Adviento – (21/12/2025)

El párroco nos ha dicho que para comprender el Evangelio de este cuarto domingo de Adviento (Mt 1, 18-24), tengamos en cuenta lo que dice el profeta en la primera lectura (Is 7, 10-14). Isaías instó al rey Acaz a que pidiese una señal a Dios, ya que estaba atemorizado por la amenaza de los pueblos vecinos, pero el rey temía tentar a Dios si le pedía una señal. Entonces fue Dios quien ofreció al rey esta señal: una muchacha que estaba embarazada siendo virgen y daba a luz un hijo al que ponía por nombre Enmanuel, que significa “Dios con nosotros”. No dejo de preguntarme qué tiene que ver esta historia de Acaz con el evangelio de hoy…

-No es tan difícil -me ha dicho Jesús cuando le he comentado mi desconcierto-. Pide los cafés y mientras los tomamos te lo cuento.

Cuando hemos tenido los cafés sobre la mesa, Jesús ha continuado:

– ¿Cuál fue la señal que ofreció Dios a Acaz por medio del profeta?

– Que una muchacha dio a luz un hijo, a pesar de ser virgen, cosa que no es normal -he dicho-. Si era virgen no podía estar embarazada, a menos que hubiera un milagro por medio.

– Efectivamente. Ahí tienes la señal que Dios dio a Acaz: el milagro. Y, para que la intervención de Dios quedara del todo clara, aquella virgen llamó a su hijo Enmanuel, que significa “Dios con nosotros”. ¿No es un milagro que ahora Dios quiera estar para siempre en vuestra carne?

Me he quedado sin palabras y para disimular mi azoramiento he tomado un sorbo de café y he dicho:

– Pensando en la perplejidad de José al conocer que su esposa estaba embarazada sin que hubieran convivido, se me había escapado la historia de la señal que el Señor dio al rey Acaz.

– Pues no la pases por alto, porque ambas situaciones están relacionadas. Recuerda que el evangelista dice que José era un hombre bueno y justo…

– … al quien Dios dio un disgusto de muerte -he irrumpido sin poderme contener-. Cuando José conoció el embarazo de su esposa, ni acertaba a saber qué estaba pasando ni qué podía hacer él: la criatura que María estaba gestando no era suya; si la denunciaba, sería considerada adúltera y sufriría la pena que la Ley señalaba para las adúlteras; pero José la amaba, aunque las evidencias estaban en su contra. ¿Por qué el Padre no le evitó aquel mal trago?

– ¿Por qué no impidió que aquel otro José, el hijo de Jacob, fuera vendido por sus hermanos? ¡Cuánto os gusta hurgar en los planes de Dios! -me ha respondido mirándome a los ojos-.

Luego ha puesto la taza de café entre sus manos, ha tomado un sorbo y ha añadido:

– Lo mismo que el hijo de Jacob llegó a ser una bendición para sus hermanos y para los egipcios, el esposo de María es ahora una bendición para vosotros: decidió pasar como el mal hombre que no se hace cargo del hijo después de dejar embarazada a su esposa en lugar de denunciarla…

– … y cuando había tomado la resolución de repudiarla en secreto -he vuelto a interrumpir a Jesús-el ángel del Señor le reveló la verdad: «José, no temas acoger a María, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo». Cada día admiro más José: se hizo cargo de María y de ti, te salvó de Herodes y te ayudó a crecer; sabiendo que venías del Espíritu Santo pasó por ser tu padre y te llamó Jesús, porque tú nos salvas de los pecados, como había anunciado el Padre por el profeta.

– ¡Eso es lo que ocurre cuando dejáis que Dios sea Dios! -ha añadido despidiéndome-.

 

Lectura del libro de Isaías (7, 10-14).
En aquellos días, dijo el Señor a Acaz: «Pide una señal al Señor tu Dios en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo». Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor». Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres que cansáis incluso a Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Enmanuel (que significa: “Dios con nosotros”».
Palabra de Dios.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (1, 18-24).
La generación de Jesucristo fue de esta manera. María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Palabra del Señor.

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