La señal del discípulo

Ascen Lardiés
17 de mayo de 2025

Un café con Jesús. Flash sobre el Evangelio del V Domingo de Pascua – C – (18/05/2025)

El evangelio de este quinto domingo de Pascua (Jn 13, 31-35) interrumpe la narración de las apariciones del Resucitado y nos sitúa en el clima de cercanía cordial que Jesús tuvo con sus discípulos en su última Cena. En el evangelio de hoy se subraya que «cuando salió Judas del cenáculo» Jesús prosiguió en tono de confidencia: «ahora es glorificado el Hijo del hombre…» Es una escena breve que me ha impresionado y sobre la que hoy deseo hablar con Jesús, por eso le he dicho en cuanto hemos estado mano a mano…

– Confidencia por confidencia, necesito que me aclares por qué dijiste a tus discípulos después de que Judas abandonase el cenáculo en tu última Cena: «ahora es glorificado el Hijo del hombre…». ¿Esperaste a que saliera para sincerarte con los otros discípulos?

– Judas ya conocía mis pensamientos; poco antes le había descubierto que yo sabía lo que él iba a hacer, pero no se dio por enterado, y yo quería que en aquel grupo hubiera un clima de amistad compartida para que entendiesen que los malos tragos de mi pasión, que aturdidos iban a soportar, darían paso a mi glorificación y también a la del Padre…

– Esto es justamente lo que me cuesta entender: ¿por qué tu glorificación estuvo vinculada con el dolor de tu pasión, un dolor tan destructivo que abajó la dignidad que merecías más que cualquier ser humano hasta el desprecio de una muerte de cruz?

Jesús ha permanecido unos segundos en silencio mirándome fijamente, ha tomado un sorbo de café y me ha dicho:

– ¿Habré de decirte lo mismo que dije a Pedro en la última Cena, cuando no quería que yo le lavase los pies? Aquello le parecía indigno porque pensaba que yo no podía comportarme como el criado que lava los pies de su amo. Entonces le dije: «lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora; lo comprenderás más tarde» y, como Pedro persistió en su negativa, tuve que amenazarle: «si no te lavo, no tienes parte conmigo». También ahora te digo que mi glorificación por la muerte en cruz la comprenderás más tarde…

Me he quedado paralizado con la taza entre mis manos y le he dicho:

– Miedo me da lo que estoy pensando: ¿tu glorificación está en ser esclavo de cada uno? ¿no podría parecer un gesto de masoquismo por tu parte o de sadismo por parte del Padre?

– Todo lo contrario -me ha corregido-. Es el gesto del amor más grande: el Padre os entrega al que más quiere y yo acepto dándome “hasta el extremo”. Como Pedro, necesitáis tiempo y oración para asumirlo. Por eso también les dije: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Si yo, el Señor y el Maestro os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros». La señal que os identifica como discípulos míos es que os amáis como yo os he amado, tal como ha quedado escrito en el evangelio de hoy.

Mientras apuraba mi café, he dicho para mis adentros: Voy entendiendo por qué Judas se marchó de la Cena antes de oír esto y el evangelista subrayó que cuando salió era de noche. ¿Cómo iba a soportar lo que sus compañeros estaban oyendo? Pero Jesús ha añadido:

«Como yo os he amado» significa que vuestro amor mutuo es más que un gesto de altruismo; vuestro amor visualiza el amor que el Padre tiene a la humanidad. No lo olvides.

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