Cristo quiere reinar en el corazón de cada hombre por medio de su amor. La gran novedad de la revelación de Cristo es precisamente esta: comunicar a cada ser humano la gran noticia del amor de Dios; Dios te ama y se interesa por ti.

La extrañeza que surge en muchas personas de nuestro entorno ante la persona y el mensaje de Cristo no es nueva: ¡Se ha dado en tantos momentos de la historia! En el fondo, porque su reino no es de aquí; es más, su reino es amor, servicio, rebajamiento, es hacerse esclavo de todos, dando la vida por todos. ¡Qué distinta realeza a la que hombres nos forjamos! 

Pero este amor sin condiciones hacia todos los hombres es lo que posibilita un mundo y una humanidad nuevos. Ahí está la salvación, la vida, la vida eterna, la gloria verdadera, la verdad que nos hace libres, la esperanza. Ahí está Dios, del que son inseparables todos los hombres y mujeres a lo largo de los siglos hasta que Él vuelva, como Señor y Juez del universo.

El gran reto que tiene la Iglesia hoy en su tarea evangelizadora, es el intentar hacer resonar en los oídos y en el corazón del hombre actual, el anuncio de la verdad del amor de Dios a toda la humanidad. Los hombres y mujeres de nuestro tiempo, tan llenos de laceraciones y de heridas —la pandemia y otras enfermedades, la pobreza, el paro, las drogas, las guerras, las tragedias dolorosas vividas por familias rotas, etc.— están necesitando sentir muy dentro de ellos esta verdad fundamental: Dios te ama y se preocupa de ti.

Es aquí donde los creyentes debemos sentirnos llamados a encarnar los valores del reinado de Cristo en nosotros, con un seguimiento auténtico de Jesús. Cristo será nuestro Rey si nosotros le honramos como tal en nuestra vida. Viviendo desde la verdad, la justicia, la santidad, el amor y la paz, somos capaces de encarnar en nosotros el estilo de vida de Cristo. Y si ayudamos con nuestra palabra y nuestro testimonio a que otros abran su corazón a Cristo y a su mensaje. 

En esta fiesta con la que concluye el año litúrgico, recordamos que Cristo quiere seguir reinando en el corazón de todos. Quiere reinar en la vida de los que le reconocen como Dios y tratan de ser fieles a las exigencias de su fe; en los que un día le tuvieron como Alguien significativo en sus vidas pero hoy, por desgracia, viven desde otros valores distintos e incluso contrarios a su Reino. Quiere reinar en todos porque, por todos y por la salvación de todos, entregó su vida en la cruz, para que todos pudiéramos entrar a formar parte de su reino.

Os animo en esta solemnidad de Cristo Rey del Universo, ante quien entrega libremente su vida por la salvación de todos, a que le entreguemos nuestra vida para que Él la llene y plenifique y la haga fecunda al servicio de su Reino.