La Orden de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos, fundada en Barcelona el 10 de agosto de 1218, cumple 800 años de acompañamiento a las personas privadas de libertad. Una labor desconocida para gran parte de la sociedad que la Iglesia de Aragón da la oportunidad de conocer en la Semana de Pastoral Penitenciaria.   

“Estuve preso y me visitasteis”, “cada vez que lo hicisteis con uno de estos, conmigo lo hicisteis”… El mensaje de Jesús es un canto a la esperanza, pero no siempre resulta fácil ponerlo en práctica. ¿Cómo entregar tu tiempo a alguien que está condenado por haber robado, violado o matado? Para ahondar en esta realidad, las diócesis de Aragón han organizado un año más la Semana de Pastoral Penitenciaria, que tendrá lugar entre los días 17 y 24 de septiembre tanto en la Casa de la Iglesia de Zaragoza como en los tres centros penitenciarios de la Comunidad (Teruel, Zuera y Daroca).Lugar de las conferencias y talleres: Casa de la Iglesia de Zaragoza. Para acompañar celebraciones en las prisiones, contactar antes del 15 de septiembre por correo “paspenza@gmail.com” o teléfono: 616185129.

“La iniciativa pretende sensibilizar e informar a la sociedad de la realidad que se vive en las cárceles”, explica la coordinadora de esta iniciativa, Isabel Escartín, quien destaca los más de 20 programas con los que la Iglesia católica trata de hacer realidad el mensaje del Evangelio: “Además del servicio de capellanía (atención religiosa y catequesis), realizamos programas de salud, de acompañamiento en enfermería, de tiempo libre, de salud mental, de atención y acogida a mujeres, etc.”.

El momento central se vivirá el lunes 24 de septiembre, día en el que se celebrará la patrona de las prisiones, Nuestra Señora de la Merced, con una eucaristía en la Basílica de Daroca y una misa baturra en el Centro Penitenciario de Zuera, cantada por los propios internos, que será presidida por el obispo D. Ángel Pérez Pueyo, coordinador de la Pastoral Penitenciaria en Aragón.

Santa María de la Merced es una invocación antigua que expresa un aspecto esencial del misterio de María, evocando su presencia maternal y misericordiosa a favor de los fieles cristianos que se hallan en peligros y ansiedad, para que, rotas las cadenas de toda opresión, alcancen la plena libertad del cuerpo y del espíritu.

Raúl Revilla, capellán: “La cárcel no es un basurero. Toda persona tiene su dignidad y merece esperanza”