Viernes Santo: 2 de abril de 2021

Raúl Romero López
29 de marzo de 2021

Pasión de Ntro. Señor Jesucristo

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO

“Enséñanos que la cruz es vía a la Resurrección. Enséñanos que el Viernes Santo es camino hacia la Pascua de la luz. Enséñanos que Dios no olvida nunca a ninguno de sus hijos, y no se cansa nunca de perdonarnos y abrazarnos con su infinita misericordia. Pero enséñanos también a no cansarnos nunca de pedir perdón y creer en la misericordia sin límites del Padre” (3 de abril de 2015).

  MEDITACIÓN-REFLEXIÓN SOBRE EL EVANGELIO DE JUAN

1.- La pasión de Jesús según San Juan vista con ojos de resucitado.

«Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan». Con esta sencilla introducción, el lector comienza el evangelio del viernes santo (Jn 18,1-19,42). Parece que en la Iglesia romana se ha seguido siempre la tradición de leer la pasión según san Juan en este día. San Juan, el teólogo y místico, ve la pasión con mayor profundidad que los otros evangelistas, a la luz de la resurrección. Su fe pascual transfigura cada detalle y cada episodio de esta última fase de la vida terrena del Salvador.

2.- El trono de la Cruz.

Fijémonos, por ejemplo, en el tratamiento que da san Juan a la cruz. En sí misma es un sacrificio cruel y bárbaro; pero, desde que Cristo redimió a los hombres en el leño de la cruz, ésta es objeto de veneración. Es más que eso. Para san Juan, la cruz es una especie de trono. La cruz es descrita como una «exaltación», término que instantáneamente comunica la idea de ser elevado y glorificado.

3.- La Cruz revelación suprema del amor de Dios.

Sin quitar importancia a los sufrimientos del Señor, toda la narración está impregnada de una atmósfera de paz y serenidad. Cristo, y no sus enemigos, es quien domina la situación. No hay coacción: él libremente se encamina hacia su ejecución; con perfecta libertad y completo conocimiento del significado de lo que acontece, sale al encuentro de su destino. El motivo, la ulterior razón, es el amor. La cruz es la revelación suprema del amor de Dios.

4.- Jesús en la Cruz es Rey, Juez y Salvador.

En el cuadro que san Juan nos ofrece, Jesús aparece con una triple función: como rey, como juez y como salvador. Las burlas de los soldados y la coronación de espinas sirven para poner de manifiesto su realeza. En el acto mismo de su condena, es Jesús, no Pilato, quien aparece como juez; ante sus palabras y ante su cruz nos encontramos condenados o justificados. Finalmente, como salvador, Jesús reúne a su pueblo en unidad alrededor de su cruz. La Iglesia, representada en la túnica sin costura, queda formada. A María, su madre, le confiere una maternidad espiritual; queda constituida madre de todos los vivientes. Jesús desde la cruz entrega su espíritu, inaugurando así el período final de la salvación. De su costado brota sangre y agua, símbolos de salvación y del Espíritu que da vida. Cristo se muestra como el verdadero cordero pascual cuya sangre ya había salvado a los israelitas. Volverse a él con fe es salvarse. (DABAR).

«TU CRUZ ES TRONO DE GLORIA»

Gracias, Señor. En la cruz
celebras tu eterna «Boda»,
sellando «Alianza de sangre»
con la humanidad, tu esposa.

No te importa ser objeto

de escarnios, blasfemias, mofa …
Tu amor, convertido en sangre,
se derrama gota a gota.

Manos, pies y corazón,

llagados, son cinco rosas

que huelen a compasión,

perdón y misericordia.

En la cruz, cambias, Señor,

el rumbo de nuestra «historia».
El poder y el odio muerden

el polvo de la derrota.

Sobre el pecado y la muerte
celebramos tu victoria.
Muerto, Señor, por amor,

tu cruz es trono de gloria.

Mirando tu Santa Cruz
respiramos un aroma

de libertad, paz, amor,
fraternidad y concordia.

Te bendecimos, Señor.
Nuestro corazón te adora.
Nadie podrá eliminar

tu «Cruz» de nuestra memoria.

(Compuso estos versos José Javier Pérez Benedí)

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

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