Con felicitaciones a los organizadores y a los sacerdotes, el obispo, Ángel Pérez, inició la homilía de la celebración diocesana del Año Jubilar de San José, «prototipo del laico comprometido». La iglesia de San José de Monzón, ubicada en el barrio del Palomar, acogió y preparó la eucaristía, en la que participaron sacerdotes y laicos de todas la diócesis. «Somos una única familia y os doy la enhorabuena por la intuición de hacerlo así. Las condiciones sanitarias nos obligan a estar menos, pero estamos todos», subrayó.
El obispo, que el día de san José cumplía el 41 aniversario de su ordenación sacerdotal, desgranó los principales rasgos de san José, «que aparece 15 veces en las escrituras pero no se le conoce ni una sola palabra. Suelo decir que inauguró los premios óscar al mejor actor secundario: pasó con total discreción, siendo su misión totalmente necesaria en la Iglesia». Así, y tomándole como referencia, dio claves alcanzar con plenitud la vocación laical: viviendo lo cotidiano, viviendo corresponsablemente la transformación del mundo, en la calle con la gente, ejerciendo la caridad y la solidaridad. «En la vocación de cada uno, Dios nos ha ido adornando con una serie de gracias para que, poniéndolas en el conjunto, nuestra vida fuera mucho más provechosa», añadió.
Laicos de los cuatro arciprestazgos realizaron las ofrendas, depositadas al pie del altar: un pan del Cinca Medio-La Litera, una jarra con vino del Somontano, unas flores para el altar del Bajo Cinca, y una sierra, alusiva al trabajo de san José, del Sobrarbe-Ribagorza. La comunidad parroquial de san José repartió a los asistentes un marcapáginas como recuerdo, con la oración a San José, marcapáginas que los arciprestes distribuirán entre las parroquias.