Recemos por Todos los Santos y por los Fieles Difuntos

Marta Latorre
1 de noviembre de 2021

Hoy, 1 de noviembre celebramos la festividad de Todos los Santos. A pesar de las modas llegadas de otros países que se están imponiendo, esta fiesta sigue teniendo un especial significado para los católicos.
Esta festividad está instituida en honor a todos y cada uno de los santos, conocidos o desconocidos, por su gran labor de difundir el mensaje de Dios.
La iglesia católica rinde con este día tributo a los santos y santas que conforman su galería: aquellos hombres y mujeres que siguieron a Jesucristo en la fe; discípulos y discípulas que amaron al prójimo.
En esta festividad, se llevan a cabo celebraciones litúrgicas: la eucaristía y oraciones a diversas horas son una parte representativa de esta celebración que conmemora la vida y obra de los Santos.

ORÍGENES DE LA FIESTA
Esta celebración tuvo sus orígenes en el siglo IV. Debido a la gran cantidad de mártires de la iglesia no había días suficientes para todos. Más adelante, el 13 de mayo del año 610 el Papa Bonifacio IV dedicó el Panteón romano al culto cristiano. Posteriormente el Papa Gregorio IV, en el siglo VII, trasladó la fiesta al 1 de noviembre.
De todos es sabido que los santos «canonizados» oficialmente por la Iglesia Católica son varios millares. Pero existe una inmensa cantidad de santos no canonizados, que «ya están gozando de Dios en el cielo».
Es especialmente a estos Santos no conocidos a los que se les dedica este día. De esta manera, la Iglesia busca reconocer la labor de los «santos desconocidos» que arriesgaron su vida por la justicia y la libertad de forma anónima.
Al día siguiente, el 2 de noviembre, celebramos el día de los Fieles Difuntos que a veces se confunde con el de Todos los Santos. El día de los Fieles Difuntos es en el que se conmemora la muerte de los difuntos comunes.

TODOS LOS SANTOS Y FIELES DIFUNTOS
El Papa Francisco explicaba muy bien cual es la diferencia entre ambas festividades:
«El 1 de noviembre celebramos la solemnidad de Todos los santos. El 2 de noviembre la Conmemoración de los Fieles Difuntos. Estas dos celebraciones están íntimamente unidas entre sí, como la alegría y las lágrimas encuentran en Jesucristo una síntesis que es fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza. En efecto, por una parte la Iglesia, peregrina en la historia, se alegra por la intercesión de los santos y los beatos que la sostienen en la misión de anunciar el Evangelio; por otra, ella, como Jesús, comparte el llanto de quien sufre la separación de sus seres queridos, y como Él y gracias a Él, hace resonar su acción de gracias al Padre que nos ha liberado del dominio del pecado y de la muerte».

ORACIONES
Ambos días, indistintamente, nos hacen rememorar a todos nuestros seres queridos, a los que ya no están con nosotros.
Son días de oración y de eucaristías en su honor que nos recuerdan nuestro breve paso por la Tierra y nos acercan hasta nuestros cementerios a rezar por nuestros familiares y a llevarles flores como una forma de demostrarles que no les olvidamos y nos reconforta el saber que están con Dios nuestro Señor.

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