Qué día tan intenso y emocionante hemos comenzado hoy a las siete de la mañana. Por fin aquí, en Santiago, hemos tenido una hora para levantarnos y asearnos tranquilamente.

El catering y servicio del desayuno, la comida y la cena corresponde ahora a la organización de voluntarios que nos atiende aquí, con tanta amabilidad y ternura, dicho sea de paso.

La Iglesia rebosa juventud.

Una vez que hemos tomado conciencia de que estamos aquí, en Santiago de Compostela, nos hemos dirigido a la Iglesia de San Agustín, muy cerca del colegio donde descansamos.

Allí, Mons. Carlos Escribano nos ha regalado una catequesis muy especial: «El hecho de que estemos aquí no es una casualidad, sino un deseo en el corazón de Dios, que quiere que nos encontremos con Él».

También ha meditado en torno a la voz del Espíritu Santo. Una voz que tenemos la oportunidad de escuchar: «Descúbrela, descríbela, proponla», ha dicho.

Contamos con una amplia participación sacerdotal.

Más tarde, hemos realizado dinámicas de reflexión por grupos. De ese modo, hemos podido compartir nuestras experiencias más significativas del Camino —muchas relacionadas con aquella tarde tan especial de Adoración y Penitencia— así como momentos en los que hemos descubierto el amor de Dios en medio de la dificultad. Para culminar todo ese proceso, hemos celebrado la Eucaristía.

Ojalá muchos más eventos como este que nos dan fuerza y energía a todos los jóvenes.

¡Qué momento tan bonito aquel en el que comemos juntos! Y, para las actividades de la tarde, cada uno ha tenido la oportunidad de aprovecharla según su edad: los menores han acudido a una gymkhana y a algunos talleres, como aquel de fotografía, tan interesante.

Unai Quirós imparte un taller de composición.

Otros, mayores de edad, han podido disfrutar de un coloquio con diversos artistas, muy bien distribuidos por la ciudad, en distintos puntos de encuentro: desde Unai Quirós hasta @pati.t (Patricia Trigo) que es ilustradora y ha querido dirigir este testimonio a nuestro medio:

«Formar parte de la PEJ me está pareciendo una experiencia brutal. El poder ver esta comunidad de jóvenes por Dios y por María enriquece muchísimo para seguir adelante y no decaer. Ojalá muchos más eventos como este que nos dan fuerza y energía a todos los jóvenes».

Patricia Trigo, especialmente amable con Iglesia en Aragón.

Cayendo la tarde, hemos cenado y nos hemos acercado hasta la Catedral de Santiago —sobre las nueve— para saludar al apóstol y compartir un encuentro precioso amenizado por el excepcional coro del equipo de Aragón y la Rioja con el que peregrinamos.

Los restos del Apóstol.

Finalmente, hemos podido intercambiar impresiones de esta jornada tan diferente a las anteriores. Cada día, nos hacemos más conscientes de que esta experiencia es un deseo que brota de lo Alto, un deseo del corazón de Dios.