Pascua del Enfermo: ‘Cuidémonos mutuamente’

Carlos Escribano Subías
7 de mayo de 2021

La campaña del enfermo, que lleva por lema este año “Cuidémonos mutuamente’, culmina con la Pascua del Enfermo en este sexto Domingo de Pascua. En está ocasión la hemos tenido que vivir, como ya ocurrió el año pasado, con la dureza la pandemia que tanto dolor y sufrimiento nos ha hecho padecer en los últimos meses, acercando de modo dramático y generalizado a nuestras vidas la crudeza de la enfermedad y el sufrimiento de los enfermos.

Estos meses de pandemia hemos descubierto nuestra fragilidad y vulnerabilidad y, como nos recuerda el lema de la campaña de este año, lo necesario que es cuidarse mutuamente. Es importante que cada uno actúe con prudencia a la hora de relacionarse, cuidándonos para cuidar a los demás. A la vez hay que dar gracias por tantas personas que en el ámbito sanitario y familiar se han desvivido en favor de los demás, entregándose con mucha generosidad, dando, en ocasiones, incluso la vida. Cuidar de quien está enfermo, de quién lo necesita, de quien está sufriendo tanto, se convierte en un tesoro humano y cristiano que hay que valorar y agradecer.

El papa Francisco nos recordaba en medio de tanto sufrimiento que no apartemos nunca la mirada de Jesús (Cfr. Catequesis 5-8-2020). A pesar de lo que pueda parecer, desde la perspectiva de la fe, somos capaces de encontrar a Cristo en la enfermedad. Sí, al Señor le descubrimos en nuestros hermanos enfermos. Y, a la vez, es el propio Cristo quien también se hace singularmente presente en la vida de los enfermos a través de los sacramentos de la Iglesia. A los que sufren en la enfermedad el Señor les auxilia a través de la gracia de la Unción de los Enfermos: “la gracia propia del mismo consiste en acoger en sí a Cristo médico. Sin embargo, Cristo no es médico al estilo de mundo. Para curarnos, Él no permanece fuera del sufrimiento padecido; lo alivia viniendo a habitar en quien está afectado por la enfermedad, para llevarla consigo y vivirla junto con el enfermo. La presencia de Cristo consigue romper el aislamiento que causa el dolor. El hombre ya no está solo con su desdicha, sino conformado a Cristo que se ofrece al Padre”. (Benedicto XVI, homilía en Lourdes, 15-9-2008). Esta interesante perspectiva sobre el sacramento de la Unción nos llena de esperanza en medio de tanto dolor y, a la vez, nos anima a presentarlo en nuestras comunidades y a ofrecerlo a nuestros enfermos. 

En esta Pascua del enfermo quiero impartir mi bendición y saludo afectuoso a los enfermos, sus familias y cuidadores. Y dar gracias de corazón a todos los que, desde los hospitales, familias, parroquias u otras instituciones, os dedicáis a cuidar a los enfermos. Habéis sido estos meses y seguís siendo, sin duda alguna, caricia y consuelo de Dios. 

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