Opinión

Rocío Álvarez

Nuevas oportunidades durante el confinamiento

15 de abril de 2020

Al principio de la cuarentena todo me costaba un mundo. Había que reconfigurar horarios, gran peso del cole cayó sobre nuestra espaldas y urgía compaginar el teletrabajo, con la cocina, la casa, los niños y la introducción de hábitos saludables alejados de la selva de la anarquía y de las pantallas. Mi marido y yo nos sentamos y diseñamos un horario. Un horario que por supuesto hemos acabado incumpliendo. Los días cada vez empezaban y acababan más tarde.

De nuevo, hemos creado otro horario más realista y hemos forzado el cambio de nuestros hábitos del sueño. La visión negra de todas las nuevas ‘obligaciones’ se fue clareando y el enfoque es mucho más positivo. Es bueno organizar un momento único para levantarse de lunes a domingo, merece la pena esforzarse en que los niños, con flexibilidad, sigan avanzando en los contenidos del cole y los momentos de teletrabajo son una ocasión nueva de revisar procesos y de despejar la mente de lo puramente doméstico.

Además, he comprobado que esta ocasión forzada de confinamiento nos ha devuelto una calma placentera y positiva y nos ha obligado a sacar provecho de la situación. A saber:

– Una cocina más pausada y amorosa (generando más felicidad a nuestra familia en torno a la mesa)
– Mas tiempo para el deporte (ganando en voluntad y salud)
– Mas tiempo con nuestros hijos (karaokes, parchís, acuarelas, ¡incluso crochet!)
– Retomar hobbies pasados.
– Mas poderío sobre las emociones ( sonreír cuando no sabes qué va a pasar, cuando estás harta de estar encerrada como lo están tus hijos…)
– Sacar de ti fuerzas que no sabías que existían (hacer malabares con los gérmenes exteriores, mantener la calma en casa y a la vez estar alertas y conscientes, aplaudir a las 8 y criticar al gobierno, estar en casa anormalmente todo el día y preparar tu mente y la de los tuyos ayudando a sobreponernos a la situación)
– Y, por supuesto, mirar al Cielo y confiar nuestras vidas al que tiene todos los pelos de nuestra cabeza contados.

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