Las localidades turolenses de Muniesa y Oliete han celebrado este fin de semana la última misa presidida por D. Karol Yesíd Giraldo Giraldo, párroco de ambas comunidades desde 2017 en Muniesa y desde hace cuatro años en Oliete. La ceremonia se convirtió en una emotiva despedida tras años de servicio pastoral, marcados por el impulso de iniciativas religiosas y culturales de gran relevancia. En ambas celebraciones, el párroco estuvo acompañado por distintos sacerdotes y diáconos del territorio.
En Muniesa, como broche a su labor, se culminaron dos proyectos significativos. El primero, un homenaje al beato Fray Serapio Iranzo, mercedario nacido en la localidad en 1879, cuya devoción dejó una huella profunda en la comunidad. En su honor, una de las calles próximas a la iglesia llevará su nombre y, desde ahora, albergará sus reliquias junto a un altar y un cuadro con su imagen.
El segundo proyecto es la inauguración del Museo de Arte Sacro de Muniesa, ubicado en la histórica Casa Aranguren. Este edificio fue donado en 1929 por el notario Joaquín Aranguren y Genzor a las Hermanas de Santa Ana para abrir un colegio que funcionó hasta finales de los años 60. El inmueble conserva la capilla-oratorio, utilizada primero por las religiosas y posteriormente por la parroquia como lugar de culto. Tras el traslado de la capilla a la planta baja en 2018 para mejorar su accesibilidad, se abrió la posibilidad de destinar este espacio a un uso cultural.
Gracias a la iniciativa del párroco saliente y al apoyo del consejo parroquial, la capilla se ha reconvertido en museo con el objetivo de conservar, proteger y mostrar obras de arte sacro de gran valor histórico y sentimental para la localidad. El Ayuntamiento de Muniesa ha recibido el proyecto con entusiasmo y ha iniciado gestiones para formalizar un convenio de colaboración con la parroquia que garantice su sostenibilidad.
En Oliete, la comunidad celebró también un momento especial con el descubrimiento de un cuadro dedicado a Fray José Trallero Lou y la colocación de sus reliquias en el altar. El acto contó con la presencia de varios familiares del beato, así como de siete miembros directos de su familia de sangre. Además, se anunció que la plaza de la iglesia llevará una placa en su memoria.
Durante la celebración, el pueblo y el alcalde de Oliete aprovecharon para dedicar unas palabras de agradecimiento a D. Karol Yesíd por los cuatro años de servicio en la parroquia, recordando todo lo realizado en este tiempo. Como muestra de afecto, le hicieron entrega de un detalle de regalo, gesto que emocionó tanto al sacerdote como a los presentes.
Con estas celebraciones, Muniesa y Oliete refuerzan su identidad cultural y religiosa, reconocen la labor de sus figuras más destacadas y ponen en valor su patrimonio espiritual para las generaciones presentes y futuras.
