Se ha cumplido ya un mes desde que Don Vicente, actual obispo de Tarazona, fuera nombrado como responsable del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, en la última Plenaria de la Conferencia Episcopal. En plena campaña de la Renta, Iglesia en Aragón ha conversado con el prelado sobre el presente y futuro de una cuestión que va más allá de lo económico: el sostenimiento de una Iglesia en tiempos de cambios.

Ni la sociedad es la que era, ni la Iglesia española se parece ya a lo que fue hasta el inicio de siglo. La secularización galopante unida al envejecimiento de la población -considerablemente mermada en diócesis como la mayoría de las de Aragón- y una creciente apatía por los problemas sociales configuran un futuro tan incierto como lleno de oportunidades. Mons. Vicente Rebollo añade además que «no es fácil convencer a una sociedad acostumbrada a las subvenciones públicas, donde la Administración se ocupa de todo». Como nuevo responsable del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia tiene claro que «hay que avanzar en corresponsabilidad y autofinanciación», es decir, que «se tiene que dar un cambio de mentalidad en los creyentes sobre todo, donde cada cual asuma en la medida de sus posibilidades su aportación a la comunidad».  En este sentido, el que fuera ecónomo en la diócesis de Burgos, considera que debemos fijarnos en otras realidades «que nos llevan la delantera», como en Estados Unidos, donde también han experimentado que una de las tareas más difíciles es lograr que los miembros de la Iglesia se sientan entusiasmados por servir en la misma. Ellos lo denominan las 3 “T”. 

D. Vicente Rebollo junto al director del Secretariado para el Sostenimiento, José Mª Albalad

Las 3 “T»

«Hay un gran gozo en dar nuestro tiempo. Nuestro tiempo es la contribución a la Iglesia más codiciada y difícil de renunciar. La parte más hermosa de dar tu tiempo es que no sólo estás sirviendo al pueblo de Dios, sino que también estás sirviendo a Dios mismo». Luego está el talento de cada uno. «Todos tenemos talentos, habilidades que podemos poner a disposición de los demás». Y finalmente está nuestro tesoro. «”Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Nuestro tesoro debe estar arraigado en Cristo y debemos usar nuestros tesoros terrenales para promover Su reino y la misión de la iglesia. Una nueva iglesia necesita, no sólo el tiempo y los talentos de las personas, sino también sus tesoros».

En la anterior campaña de la renta, el 33% de los aragoneses marcaron la X a favor de la Iglesia, lo que sumó un total de 248.000 declaraciones. Desde la Iglesia animan también a marcar la X destinada a otros fines sociales, que redunda también en organizaciones como Cáritas.

Marcar la X de la Iglesia no nos supone ningún esfuerzo; no pagamos más; y contribuye a mantener la gran labor que realizan a diario tantas personas al servicio de los demás