¡Monseñor Pedro Aguado Cuesta ya es obispo de Huesca!

Miguel Barluenga
14 de junio de 2025

Monseñor Pedro Aguado Cuesta es desde este sábado 14 de junio el nuevo obispo de la diócesis de Huesca. Una fecha gozosa para la Iglesia que peregrina en Huesca y que ha acogido con los brazos abiertos a su nuevo pastor. Cientos de fieles le han dado la bienvenida y han acudido a la solemne liturgia de ordenación y toma de posesión en la Santa Iglesia Catedral de Huesca.

El ordenante principal ha sido el cardenal João Braz de Aviz, prefecto emérito del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Han actuado como obispos co-consagrantes monseñor Carlos Escribano Subías, arzobispo metropolitano de Zaragoza, y monseñor Vicente Jiménez Zamora, arzobispo emérito de Zaragoza y administrador apostólico de Huesca y de Jaca durante este periodo de sede vacante.

La celebración ha comenzado en el atrio de la catedral a las 10:30 h., donde el reverendo padre Pedro Aguado Cuesta ha sido recibido por el cabildo catedralicio. El cardenal ha presentado allí al nuevo obispo ante el clero y el pueblo de Dios reunido, pronunciando las palabras: “Os presento a quien desde ahora será vuestro pastor y presidirá las celebraciones más solemnes en esta Santa Iglesia Catedral: monseñor padre Pedro Aguado Cuesta”.

El deán de la Catedral, el reverendo Juan Carlos Barón, y miembros del Cabildo catedralicio le ha ofrecido el lignum crucis para que lo besase y ha entregado al obispo electo el hisopo con agua bendita para que se asperjase a sí mismo y a los presentes.

Después, el nuevo obispo se ha dirigido a la capilla del Santo Cristo de los Milagros, donde ha dedicado un momento de oración ante el Santísimo Sacramento y la imagen tan venerada por los oscenses. Desde allí, se ha revestido para el inicio de la Eucaristía en el interior del Museo Diocesano de Huesca.

El reverendo padre Pedro Aguado Cuesta ha acompañado en el inicio de la ceremonia por el reverendo Nicolás López Congosto, vicario general de la diócesis de Huesca, y el padre escolapio Miguel Ángel Asiain García, que fue el maestro de novicios del nuevo obispo.

En el presbiterio se ha colocado un relicario con las sandalias que pertenecieron a san José de Calasanz, el fundador de los Escolapios, congregación a la que pertenece nuestro nuevo obispo. Las sandalias del fundador forman parte del escudo pontificio, donde el mismo don Pedro recoge que “desgastadas de tanto caminar, son un símbolo de la entrega a la misión, que deseo que siga marcando mi caminar”. También, las imágenes de san Lorenzo, san Vicente, san Orencio y santa Paciencia.

La Liturgia de la Palabra ha contenido la proclamación de un texto del profeta Isaías y de la segunda carta de san Pablo a Timoteo, centradas en la misión profética y pastoral del obispo como servidor del Evangelio, heraldo, maestro y guía del Pueblo de Dios.

Monseñor Vicente Jiménez Zamora leyó al inicio de la ceremonia una homilía en la que invitó a su hermano Pedro a “que te insertes en este surco evangelizador, a que tengas sueños y los realices; a que inyectes en estas tierras y pueblos de Aragón la Fuerza del Espíritu que todo lo recrea, y la savia vivificadora del Evangelio que siempre es generador de novedad, capaz de gestar nuevos escenarios y nuevos dinamismos”.

Monseñor Roman Walczak, primer secretario de la Nunciatura de la Santa Sede en España, otorgó en el nombre del papa León XIV su bendición apostólica al nuevo obispo de Huesca y la extendió a cuantos siguieron la celebración en “un momento de particular alegría”. Su misión ahora es “continuar la obra del Buen Pastor Jesucristo, que nos llama para preparar en la Tierra una eternidad feliz en su morada”.

El momento central de la celebración ha llegado con el rito de ordenación episcopal. Tras la lectura de la Bula de nombramiento -leída por la canciller-secretaria del obispado, Patricia Palacios-, el obispo electo pronunciará sus promesas ante el pueblo fiel y los consagrantes. La antigua regla de los Santos Padres establece que quien ha sido elegido por el Orden Episcopal sea, ante el pueblo, previamente examinado sobre su fe y sobre su futuro ministerio.

Con esas promesas, el reverendo padre Pedro Aguado Cuesta se ha comprometido a conservar íntegro el depósito de la fe, anunciar fielmente el Evangelio, permanecer en comunión con el Papa y los obispos, obedecer al sucesor de Pedro y ejercer la caridad pastoral con los pobres y necesitados.

A continuación se ha realizado la súplica litánica -oración específica que se realiza mediante una serie de peticiones a Dios, a Jesucristo, a la Virgen María o a los santos, invocándolos como intercesores- mediante la letanía de los santos, signo de comunión entre la Iglesia peregrina y la Iglesia celestial. El obispo electo se ha postrado en señal de humildad y apertura a la acción del Espíritu Santo.

El cardenal João Braz de Aviz ha trasladado a los presentes el mismo mensaje con el que el papa León XIV salió al balcón de la basílica de san Pedro y con la paz como idea vertebradora. Ha pedido a los patrones de las dos diócesis, san Lorenzo y santa Orosia, “que intercedan por el padre Pedro y por todos nosotros” en una fecha en la que la Iglesia universal celebra la solemnidad de la Santísima Trinidad.

Culminado el canto de las letanías, el obispo ordenante principal y los obispos concelebrantes han impuesto las manos sobre la cabeza del elegido y se ha pronunciado la plegaria de ordenación, invocando la efusión del Espíritu Santo y el don del ministerio episcopal.

La ordenación ha seguido con los ritos explicativos: la unción de la cabeza con el santo crisma, la entrega del libro de los Evangelios, del anillo, la mitra y el báculo pastoral, y finalmente la entronización en la cátedra, signo de la autoridad del obispo como maestro y pastor de la Iglesia particular.

Con la entonación del himno Te Deum, el padre Pedro ha recorrido las naves de la Catedral impartiendo su bendición a todos los fieles. Desde la Sede Episcopal, el nuevo obispo de Huesca ha querido ser “sencillo y cercano”: “Gracias, caminar juntos y condiciones”, han sido los tres aspectos que ha abordado.

Ha dado en primer lugar gracias a Dios y ha expresado que la frase de Timoteo que ha escogido como lema episcopal (“Sé de Quién me he fiado y sé que tiene poder para ayudarme a llevar hasta el final el encargo que me da”) es “de todos”. Con un cariñoso saludo para su familia y a los hermanos Escolapios, al clero y a los fieles presentes en el templo, ha aludido después a la idea sinodal de “caminar juntos”: “Yo no estoy preparado para esto ni tengo un programa establecido. Me alegro de poder decirlo públicamente” porque de esta manera se ha comprometido a “aprender” y conocer la realidad diocesana.

Ha añadido que “creo profundamente en el valor del mensaje del Evangelio, la misión de la Iglesia es transmitirlo con su testimonio y no hay nada más apasionante. Creo en una Iglesia sencilla, misionera y sinodal que no piense en sí misma; para todos, acogedora y abierta al mundo entero”. Con san José de Calasanz ha aprendido a conocer y querer “a los niños, los jóvenes, los pobres y la comunidad”. Es, en suma, un obispo “contento de no estar preparado y convencido de lo que tengo que aprender”.

El reverendo padre Pedro Aguado Cuesta se ha convertido así en sucesor de los apóstoles y pasa a formar parte del colegio episcopal, en comunión con el romano pontífice y al servicio del Pueblo de Dios que peregrina en las diócesis de Huesca y de Jaca. Tomará posesión de la diócesis de Jaca este domingo 15 de junio a las 17:00 h. en la catedral de Jaca.

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