La diócesis de Tarazona ha celebrado hoy, sábado 10 de noviembre, una jornada de reflexión sobre el Sínodo de los Jóvenes, que tuvo lugar en Roma en octubre, en la que ha participado el obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño y padre sinodal, Mons. Carlos Escribano Subías, quien ha contado cómo se desarrolló el encuentro y cómo se redactó el documento sobre el que posteriormente el papa elaborará la exhortación apostólica post-sinodal.
Tras la acogida a los asistentes y la oración, el obispo de Tarazona, Mons. Eusebio Hernández Sola ha presentado la jornada de reflexión y ha explicado cómo se realizó la elección de los padres sinodales. También ha leído la carta que se redactó por parte de los participantes en el Sínodo y, posteriomente, ha dado paso a Mons. Escribano Subías que ha relatado su experiencia sinodal ante una sala abarrotada en el seminario diocesano de Tarazona.
El obispo de Calahorra ha resaltado la gran participación, activa y destacada, que tuvieron los jóvenes en el Sínodo que pudieron hablar ante el papa y los padres sinodales, tanto en los momentos institucionales como en los de formato libre.
Como ha recordado el obispo de Calahorra, el objetivo del Sínodo era acompañar a todos los jóvenes, sin excepciones, a la alegría del amor y por ello deben de diseñarse procesos en los que «seamos capaces de acompañar a nuestros jóvenes en su camino, ampliando el horizonte de la tarea evangelizadora». Asimismo ha destacado la cotinuidad que debe de existir entre el Sínodo de la Familia y el de los Jóvenes porque en las pastorales juveniles debe pretenderse construir proyectos de vida, no solo centrarse en el entretenimiento -que también- o basarse en la preparación de los sacramentos.
Durante la celebración del Sínodo, se abordó la problemática de la sinodalidad porque para el papa es fundamental explicar su significado, que no es otro que la capacidad de escucha recíproca y se pudo comprobar las diferentes problemáticas de las pastorales juveniles en los distintos continentes. En Asia y África sí que tienen un gran número de jóvenes practicantes que van a misa y viven plenamente su fe, pero se encuentran con que tienen que dejar sus países por estar perseguidos o por otras cuestiones.
Como ha señalado Mons. Escribano Subías uno de los grandes problemas de nuestra Iglesia, sobre todo en Europa y en Norteamerica, es el cambio cultural que se ha producido, «y que no sabemos abordar», lo que ha provocado el alejamiento de los jóvenes y, por esta razón, «hay que hacer un cambio en nuestra manera de llegar a ellos».
El documento final del Sínodo refleja cuestiones tan significativas como el discernimiento como material pastoral. Es decir, «una mayor creatividad, no quedarse anquilosado y saber discernir las prioridades pastorales». Por ello también se hace referencia a la realidad del mundo digital, una realidad tan presente en el mundo de los jóvenes que se debe de utilizar para evangelizar porque hoy en día «es el espejo en el que se miran».
Otra de las partes del documento sinodal, que está basado en el relato de Emaús, se ocupa de elementos como la vocación y el acompañamiento. La primera, ha señalado, forma parte de nuestra realidad como bautizados y de lo que se trata es de buscar la vocación de cada uno; y la segunda, es ayudar a interpretar lo que Dios pide a cada uno.
Otros de los asuntos que se abordaron en el Sínodo y que quedaron reflejados en la redacción del documento final fueron la renovación de las funciones de las parroquias y las catequesis, tener en cuenta la realidad de los migrantes, hacer pastoral juvenil por proyectos, la formación de agentes de pastoral juvenil, la creación de centros de evangelización digital, el acompañamiento al matrimonio y que en el curriculum de los seminaristas se incluya una asignatura que sea Pastoral Juvenil.