DOMUND 2021 Misión: anuncio, compromiso y denuncia.


El P. Enrique Bayo, misionero comboniano, director de la revista «Mundo negro», nacido en Calatayud, nos regala este artículo con motivo del Domund.

El mes misionero de octubre es un tiempo favorable para reflexionar sobre la Misión y renovar nuestra responsabilidad misionera de bautizados, llamado todos a anunciar lo que hemos visto y oído.

Agradezco mucho que mi diócesis de Tarazona me pida una pequeña reflexión con motivo de la Jornada Mundial de la Misión (DOMUND) que celebramos este domingo 24 de octubre. Siempre me he sentido parte de nuestra Iglesia local, aunque la Misión me haya llevado muy lejos y me mantenga todavía lejano de mi pueblo natal, Calatayud. En 1993 empecé mi formación misionera en Granada con los Misioneros Combonianos y recuerdo muy bien que cuando aquella mañana de septiembre dejé mi casa, don Tomás López -mi párroco de entonces y mi amigo de ahora- me acompañó hasta la estación de autobuses. Siempre he agradecido sus palabras de ánimo al inicio de mi aventura misionera.

Tras Granada, vino el noviciado en Portugal y finalmente África. Pasé 15 maravillosos años en República Democrática de Congo, primero estudiando Teología, luego trabajando en una gran parroquia en plena selva, y finalmente en la capital, Kinshasa, en el centro Afriquespoir de animación misionera. En 2018 regresé a España para estar cerca de mi madre durante sus últimos años de vida sobre esta tierra, y ahora sueño con regresar al Congo cuando termine mi actual servicio misionero en Madrid. En cualquier caso, que sea la voluntad de Dios.

TODOS SOMOS MISIONEROS
Cada vez que celebramos el DOMUND se nos recuerda que todos somos misioneros y que encerrada en sí misma y sin dinamismo misionero, la Iglesia pierde su razón de ser porque es misionera por naturaleza. Este año, además, el lema nos dice muy clarito que aquello que estamos llamados a anunciar y compartir con los demás no es una teoría aprendida de memoria, sino aquello que «hemos visto y oído», nuestra experiencia personal y comunitaria de la presencia amorosa de Jesús en medio de nosotros. En este sentido, san Daniel Comboni  nos decía -con el lenguaje propio de su época- que «el misionero que no tuviera un fuerte sentimiento de Dios y un vivo interés por su gloria y el bien de las almas, carecería de aptitud para sus ministerios y acabaría por encontrarse en una especie de vacío y aislamiento intolerable». Esto explica por qué la vida de los misioneros tiene que estar centrada en la oración, la escucha atenta y continua de la Palabra y la cercanía a la comunidad cristiana en la que se vive.

«El anuncio misionero siempre ha sido y será el mismo: la persona de Jesús como el Cristo y Señor, vencedor de la muerte y portador de esperanza para el mundo. Este anuncio es lo esencial de la Misión y no tanto el compromiso social del misionero, que viene después como una consecuencia.»

El papa Francisco recordaba desde su primer mensaje del DOMUND, en 2013, que «la Iglesia no es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo». Evidentemente, la «huella imborrable» del encuentro con el Señor convierte a las personas en misioneras y les «hace salir a las periferias del mundo y convertirse en mensajeros e instrumentos de compasión», como también escribe Francisco en el mensaje del DOMUND de este año.

Al anuncio debe siguir la compasión, que se manifiesta en acciones concretas en beneficio de las personas que están sufriendo o que viven en condiciones de pobreza. Esto explica por qué la Iglesia misionera, en tantos lugares, ha construido escuelas, hospitales, casas de acogida, orfanatos, centros de promoción de la mujer, etc. Actividades, por cierto, que en muchos casos vienen financiadas gracias a la colecta del DOMUND.

Un paso más, el anuncio y el compromiso social a favor de los más desfavorecidos no bastan. En ocasiones tienen que estar acompañados por la denuncia de las situaciones que perpetúan las injusticias, aunque a veces pueda resultar peligroso y no pocos misioneros y misioneras hayan muerto mártires por ello.

Anuncio, compromiso social y denuncia, creo que esta triada y en ese orden puede ser un buen resumen de lo que es la Misión. ¡Vamos a ello!