Miguel A. Franco: «Belleza, fidelidad y esperanza se unen para dar gloria a Dios en la Semana Santa de Tarazona»

El consiliario de las Cofradías diocesano y de la Coordinadora de Cofradías y Hermandades de Tarazona, Miguel Antonio Franco, fue el encargado de pronunciar el pregón de Semana Santa de la localidad el pasado 24 de marzo. La organización de este año le corresponde a la Cofradía de las Siete Palabras y del Santo Entierro. Un emotivo pregón que tuvo como protagonista a la ciudad y en el que no olvidó a sus cofradías, cuyos estandartes se encontraban en el altar mayor, detrás del pregonero. El obispo de Tarazona, Mons. Vicente Rebollo, el alcalde, Luis José Arrechea, y miembros de la corporación, el presidente de la comarca de Tarazona y el Moncayo, Alberto Val, y también los cofrades participaron en este acto que inaugura las celebraciones de la Semana Santa turiasonense. La Banda de Cornetas y Tambores de Ntra. Sra. Virgen del Pilar tocaron varias piezas antes y después del pregón.

Tras agradecer la presencia del obispo, Mons. Vicente Rebollo, autoridades presentes y cofradías, Miguel Antonio Franco, relató como le impactó Tarazona la primera vez que la visitó siendo un niño y como ha ido aumentando con los años el atractivo que para él tiene la ciudad. La describió como  «Tarazona la Bella, donde el pulchum, la belleza de Dios se manifiesta en sus edificios, calles, iglesias y conventos. Tarazona la fiel, donde la fe de Jesucristo se reconoce en sus gentes, en los que fueron, en los que somos y en los que serán, Tarazona la Madre que sigue llenando de esperanza cristiana la vida de sus hijos«. Añadió que es en los días de la Semana Santa cuando la ciudad parece un único paso que, «en sus Vírgenes y Nazarenos encamina su paso hacia la Eternidad de Dios«.

No olvidó en su pregón a las Cofradías que sacan sus pasos en procesión por las calles de Tarazona y a las que dedicó estas palabras: «Belleza de Dolor en tardes de amarillo y negro sale la Virgen Dolorosa, negro el manto y blanca el alma, que une a su corazón traspasado por el dolor de Su Hijo»; «Sereno el rostro y unidas sus manos y corazones, el Hijo en el regazo de Su Madre, Virgen de la Piedad Bendita«; «Como entró Jesucristo en Jerusalén entra su paso de la cofradía de la Entrada por las calles de nuestra ciudad, hasta llegar a la puerta de la Catedral, porta coeli, puerta del cielo, que Cristo abre con su entrada en la Ciudad Santa»; «Carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre quiso tener el Hijo de Dios por su encarnación. Cuerpo para la entrega, sangre para la redención. Cuerpo roto que nos muestra la cofradía de nuestro Padre de la Flagelación»; «Consuelo y esperanza en la cofradía del Santo Cristo del Consuelo y santa María Magdalena. Consuelo y paciencia, silencio y espera de la que tanto saben los agricultores y labradores origen de esta cofradía»; «A metal y hierro suenan los pies de los que tapan su rostro… penitencia de saco y arpillera… Cofradía de Silencio del santo Cristo del Rebate«; «Corona de nuestra ciudad, barrio de San Miguel querido, espada de Ángel y Cruz de Dios, en tu cofradía del Santo Cristo de los Afligidos, nuestros ojos miran al cielo»; «Encuentro y lágrimas, sudor de sangre, lucha a muerte contra el Maligno, la cofradía de Nuestro Señor en la Oración del Huerto nos muestra al Cristo roto, dolor que viene, angustia que se queda, cáliz de amargura»; «Cofradía de las Siete Palabras y del Santo Entierro, Santo Cristo de la Venerable Orden Tercera, devoción profunda, portadores del cuerpo de Cristo en su muerte, la Custodia del Corpus Christi, se hace imagen en la cama de Cristo yacente el Viernes Santo»; «Silencio roto, campanas al vuelo, alegría de amanecer, luz de gloria, la cofradía de la Resurrección del Señor sale a nuestras calles con la gran noticia, la mejor noticia».

El consiliario de la Coordinadora finalizó su pregón aludiendo a la belleza de la Semana Santa, como una «belleza de Dios hecha devoción en nuestros templos y nuestras calles» que reflejan la fidelidad a Jesucristo «en las almas de los cofrades y fieles». Concluyó con un ruego a Dios para que bendiga a la ciudad en sus Vírgenes y Nazarenos.