Medidas de prevención en la diócesis de Tarazona para la celebración del culto público en la desescalada (Fase 1)

Diócesis de Tarazona
5 de mayo de 2020

Según lo previsto, el 11 de mayo, lunes, comienza la fase primera de desescalada, con la que se puede reanudar la celebración en nuestras iglesias y lugares de culto. En este tiempo debemos aplicar las medidas higiénicas propuestas por las autoridades sanitarias y por la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española que tienen como fin principal, proteger la vida humana y su salud y evitar la propagación y contagio del virus.

En este documento nos vamos a ceñir a las medidas que debemos adoptar en esta primera fase que comenzará el día 11 y está prevista que dure hasta el 25 de mayo, esperando que todo vaya bien. Más adelante se establecerán nuevas normas para la segunda fase ya que será necesaria una evaluación continuada que permita valorar su puesta en práctica y las modificaciones en las situaciones que sea necesario, teniendo en cuenta lo que la autoridad sanitaria disponga en cada momento.

Es importante que los encargados de las iglesias hagamos con responsabilidad esta vuelta al culto de nuestros templos.

Las disposiciones para esta primera fase son las siguientes con respecto a la celebración de la Misa:

1. Calculando la capacidad de los templos sólo podrán asistir un tercio de su capacidad (entendiendo por capacidad el aforo sentado), por ello sería conveniente que algún voluntario controlara en la puerta el número de asistentes. Se debe usar la nave principal para la celebración de todas las Misas, evitando pequeñas capillas, ya que permite mejor guardar la distancia física adecuada entre personas.

2. Los asistentes a las celebraciones deberán guardar las distancias de seguridad que se han establecido, unos dos metros. Para facilitar esta separación sería conveniente señalar de alguna manera los lugares que se pueden ocupar. Por otra parte, esto facilita la desinfección de los lugares ocupados después de la celebración.

3. Es muy recomendable que los fieles hagan uso de mascarilla y guantes.

4. Las pilas de agua bendita continuarán vacías.

5. Las puertas de las iglesias se mantendrán abiertas a la entrada y salida de las celebraciones para no tener que tocar manillas o pomos. Además, a la entrada y a la salida se ofrecerá solución desinfectante para las manos, aunque es muy conveniente que cada feligrés lleve su propio gel hidroalcohólico para que se desinfecte las manos a la entrada y salida del templo, así como antes de comulgar. Si es posible, se recomienda el uso de alfombrillas desinfectantes donde la afluencia de fieles sea más numerosa y frecuente.

6. Es conveniente señalar en el interior del templo la manera de desplazarse de los fieles. A ser posible, los pasillos deberían tener un solo sentido de desplazamiento. También ayudaría el marcar la distancia de seguridad en el pavimento para organizar la fila de la Comunión. Tanto al principio como al final de la celebración se evitarán las conversaciones, así como en la parte exterior del templo. En las iglesias más grandes y con mayor afluencia, si es posible, diferénciense las puertas de entrada de las de salida, para evitar el contacto entre los que salen y entran.

7. Es necesario la desinfección frecuente del templo, bancos, objetos litúrgicos y ornamentos.

8. Allí donde sea necesario y posible, se puede aumentar el número de celebraciones eucarísticas, a fin de que todos los fieles puedan celebrar la Eucaristía manteniendo el aforo permitido. Las Misas diarias durarán entre 20 o 25 minutos y las dominicales entre 30 y 35.

9. Evitar los coros de canto. No se distribuirán hojas de cantos ni con las lecturas o cualquier otro objeto o papel. En la Misa se evitará el canto, ya que al cantar se incrementa el riesgo de contagio por gotitas.

10. Las lecturas y el salmo las proclamará un solo lector o el mismo celebrante, es conveniente no besar el Evangelio ni tocar el ambón y los micrófonos, estos últimos estarán protegidos por papel film que se desechará después de la celebración.

11. El cestillo de la colecta no se pasará durante el ofertorio, se colocará en un sitio visible y se informará de ello.

12. No se debe hacer procesión de ofrendas.

13. El cáliz, la patena y los copones, estarán cubiertos con la palia durante la celebración eucarística. Al terminar cada celebración se limpiarán empleando un jabón neutro. Se recomienda utilizar objetos y ornamentos que no tengan un gran valor, para colaborar a la conservación de aquellos más valiosos o de interés artístico, habrá que evitar el uso por diversos sacerdotes o ministros de la misma indumentaria.

14. El sacerdote celebrante desinfectará sus manos antes de empezar la misa, al comenzar el canon, antes de distribuir la comunión, y después de distribuir la comunión. Los demás ministros de la comunión (si el sacerdote es mayor conviene que la distribuya un ministro extraordinario de la comunión) antes y después de distribuir la comunión. Sacerdotes y ministros cuando distribuyan la comunión usarán mascarilla.

15. El saludo de la paz, se sustituye por un gesto evitando el contacto directo o puede suprimirse.

16. El copón que contiene las formas que serán distribuidas a los fieles debe permanecer tapado o cubierto toda la celebración, hasta el momento de la comunión. Aquellas personas que preparen en la sacristía los vasos sagrados y coloquen las formas, deben haberse desinfectado las manos antes de manipular las especies o los vasos sagrados. El sacerdote debe consumir la forma grande que ha consagrado íntegramente, sin dar ninguna parte de ésta a los fieles.

17. Antes de dar la comunión a los fieles, el sacerdote debe ponerse mascarilla y lavarse las manos con la solución hidroalcohólica. Evitar siempre dar la comunión bajo las dos especies. El sacerdote, después de la comunión, puede retirarse la mascarilla y deberá lavarse las manos con la solución hidroalcohólica.

18. El diálogo individual de la comunión (el sacerdote dice: “El Cuerpo de Cristo”. El feligrés responde: “Amén”), se pronunciará de forma colectiva después de la respuesta: “Señor no soy digno…”, distribuyéndose la Eucaristía en silencio tanto por parte del sacerdote o ministro como por parte del feligrés que la recibe.

19. La comunión se recibirá en la mano. Durante la pandemia, se evitará el uso de reclinatorios (estos no permiten la desinfección tras el uso de un feligrés si a continuación se arrodilla otro sin solución de continuidad). En la fila de la comunión se guardarán las distancias correspondientes entre fieles, se recibirá sin guantes.

20. La reserva de la Eucaristía será la mínima y se dará la comunión de las formas consagradas en la misma celebración, si sobran las consumirá el celebrante.

19. No se permite en las parroquias la celebración de la Palabra con distribución de la comunión durante este periodo.

Concelebraciones:

Aunque no sea algo generalizado, en algunos lugares de la diócesis puede que los sacerdotes de una misma parroquia concelebren. En este caso, los sacerdotes extremarán el cuidado en las concelebraciones y observarán todas las medidas higiénicas.

En estos casos se recomienda:

Antes de la celebración:

En la sacristía se guardará el distanciamiento social. Sólo el que presidirá, o una persona designada, tras haberse desinfectado las manos, y utilizando mascarilla, manipulará los vasos sagrados, formas, agua, vino, purificadores y el resto de objeto a utilizar en la celebración. La preparación de la misa (encendido de velas, cirio, preparación de los libros litúrgicos y credencia) la hará el que presidirá, o una única persona designada, procurando el acceso y presencia en el presbiterio del menor número de personas.

Durante la celebración:

Cada sacerdote se sentará en un lugar preparado en el presbiterio, o donde se juzgue conveniente, con la suficiente distancia de los demás concelebrantes. Se evitará besar el altar, tocar el ambón, el leccionario o el libro de la oración de los fieles y el micrófono para evitar los contagios por contacto. También se debe evitar besar el leccionario después de proclamar el Evangelio, que, preferiblemente, lo leerá el que preside, para evitar desplazamientos innecesarios en el presbiterio. Solo manipulará las vinajeras, lavabo, misal, vasos sagrados y cualesquiera otros objetos de la credencia el que preside la celebración, y él preparará durante el ofertorio los cálices que sean necesarios. Cada concelebrante contará con su propio cáliz, palia, patena y purificador, además de una separata con las plegarias eucarísticas, en el caso de tener que intervenir, aunque esta intervención de los concelebrantes, como indica el Misal, se puede suprimir. Tampoco es necesario que los concelebrantes se acerquen al altar durante el canon y, en el caso de que haya un número mayor de concelebrantes, permanecerán en sus lugares, acercándose al altar sólo a comulgar. Terminada la comunión, cada sacerdote purificará su propio cáliz y patena.

Después de la celebración:

Como ya se ha señalado antes, los vasos sagrados se lavarán con jabón neutro después de cada celebración. Utilice cada sacerdote siempre el mismo cáliz, patena y ornamentos, evitando guardarlos en logares donde se almacenen otros (pueden utilizarse percheros u otras soluciones)

Otros sacramentos:

Bautismo.

En la administración del agua bautismal, hágase desde un recipiente al que no retorne el agua utilizada, evitando cualquier tipo de contacto entre los bautizandos. En las unciones, se puede utilizar un algodón o bastoncillo de un solo uso, incinerándose al terminar la celebración.

Penitencia.

Si se celebra en el confesionario, se recomienda utilizar plástico duro protector, que se desinfectará con una disolución de lejía después de cada confesión. La tela evita menos el contagio y complica la desinfección. Las confesiones serán siempre desde un lateral, y nunca por la parte frontal.

Si el sacerdote confiesa fuera del confesionario, recomendamos mantener la distancia recomendada e incluso usar una mampara entre ambos.

En ambos casos, el sacerdote y el fiel han de llevar mascarilla y se ha de evitar el contacto físico.

Matrimonio.

Los anillos, arras, etc. deberán ser manipulados exclusivamente por los contrayentes. Manténganse la debida prudencia en la firma de los contrayentes y los testigos, así como en la entrega de la documentación correspondiente.

Unción de enfermos.

En la administración de los óleos puede utilizarse un algodón o bastoncillo como se ha indicado anteriormente.

Exequias de difuntos. Para los funerales y las exequias seguiremos los mismos criterios de la celebración de la Eucaristía. Aunque sea difícil en esos momentos de dolor, debemos insistir a los fieles evitar los gestos de afecto que implican contacto personal, y la importancia de mantener distancia de seguridad.

Franjas horarias:

Este aspecto sólo incluye a las ciudades de Tarazona y Calatayud, por lo que los sacerdotes de las parroquias lo tendrán en cuenta a la hora de programar sus celebraciones.

Situaciones especiales:

Teniendo en cuenta la edad de algunos sacerdotes de la diócesis o su posible situación de riesgo por motivos de salud, deben valorar ellos mismos si es conveniente la celebración de las Misas en esta fase 1 de la desescalada. En estos casos, se lo comunicarán al vicario general y ruego a sus feligreses que comprendan y acepten esta decisión.

También se debe valorar si algunas iglesias y lugares de culto reúnen los requisitos higiénicos ya sea por su tamaño o su configuración o acceso. En estos casos, se puede buscar otra alternativa, como pabellones más amplios o la misma calle o plaza, siempre que la autoridad municipal lo autorice.

En aquellos pueblos donde los vecinos sean pocos y de mucha edad y, probablemente, no vayan a acudir a las celebraciones, el sacerdote debe valorar la conveniencia de celebrar la Misa durante esta fase.

Dispensa del precepto dominical

Durante esta fase 1 de la desescalada dispenso del cumplimiento del precepto dominical a todos aquellos que por diversas circunstancias se vean impedidos a participar en la Misa dominical.

En estos casos, se recomienda a los fieles seguir la santa Misa por televisión, radio o internet, haciendo la comunión espiritual.

Pido a todos los fieles que intensifiquen la oración por las personas enfermas, las fallecidas y sus familiares, así como por los profesionales sanitarios y por quienes están sirviendo a la sociedad en estos momentos desde sus puestos de responsabilidad profesional.

En Tarazona, 5 de mayo de 2020.

                                                               + Eusebio Hernández Sola, O.A.R.

                                                               Obispo de Tarazona

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