«Los sueños son el preludio de la realidad», repitió don Ángel a los más de 120 jóvenes que, llegados de los cuatro arciprestazgos de la diócesis, se encontraron el pasado sábado en la Casa de la Iglesia. Las dinámicas, por grupos, les animaron a indagar sobre sí mismos y sus expectativas vitales, para compartir después varios vídeos motivacionales y escuchar el testimonio vocacional, por ejemplo, de un monje del Instituto del Verbo Encarnado o del propio obispo.

Los jóvenes, reunidos en la capilla del antiguo seminario, escribieron en pósits sus sueños, que depositaron a los pies de una gran «S» que se convirtió en el símbolo del servicio a los demás. «Todos queremos ser felices», señaló el obispo, resaltando que lo que nos da esa felicidad es volcar nuestra vocación en el servicio a los demás.

La intensa y motivadora jornada finalizó con el aplauso y agradecimiento al equipo de la Pastoral Juvenil Vocacional.