La capilla de la Casa de la Iglesia se convierte los viernes en un espacio de oración al estilo Taizé. En esta oración tienen protagonismo el silencio y los cantos sencillos, que propician el encuentro con el Señor. Se lee el Evangelio, se hacen peticiones y, al final, se reza, con la particularidad que tanto las preces, como las oraciones y la elección de cantos corre a cargo cada viernes de diferentes personas. A esta característica colaborativa se une otra: la invitación expresa a todas las confesiones cristianas para unirse a esta oración sencilla y plena.