«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos.
1.- Oración introductoria.
Señor, me fijo en esta frase del evangelio: “Ibas proclamando el Evangelio del Reino”. Te figuro así: Vas a sembrar el mundo con tu zurrón bien repleto de buena semilla y la esparces por todos los campos en abundancia. Y lo haces con ilusión, con alegría, con esperanza. Haz que yo sepa ser misionero de buenas noticias y viva feliz en mi oficio de sembrador.
2.- Qué dice este texto evangélico: Mateo 9, 32-38
En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: «Jamás se vio nada igual en Israel». Pero los fariseos decían: «Él expulsa a los demonios por obra del príncipe de los demonios». Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rogad al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies».
3.- Qué dice el texto
Meditación
Señor, Tú has sufrido viéndonos como “ovejas sin pastor”. ¡Es verdad! Pero también has disfrutado viéndonos como “ovejas con pastor”. Las ovejas en el campo, sabiendo que ahí cerca de ellas está el pastor ¡qué maravilla! Pacen a sus anchas, no les preocupa lo que comerán mañana, ni si habrá agua para ellas, ni siquiera el miedo a la noche. Lo suyo es disfrutar en la pradera a la sombra del pastor. Qué maravillosa sería nuestra vida si nos fiáramos de Ti y supiéramos disfrutar de la vida sabiendo que Tú eres el Buen Pastor que cuidas de nosotros, nos defiendes, nos alimentas, y nos quitas el miedo cuando cae la tarde y de una manera inexorable nos empuja a atravesar la “cañada oscura de la muerte”.
Dices que “los obreros son pocos”. Lo que sobraba en Palestina en tu tiempo eran obreros. Entre fariseos, escribas, sacerdotes etc había más de siete mil. Pero escaseaban los obreros que a ti te gustaban: los dispuestos a servir y dar la vida por las ovejas. Ahora lo mismo. Tienes todavía mucha gente en la Iglesia. Sobran obreros mercenarios, que hacen negocio con la religión. Faltan pastores al estilo del Papa Francisco. De esos sí que tiene necesidad la Iglesia.
Palabra del Papa
“Esta gente lo ha seguido siempre para escuchar su palabra – ¡una palabra que daba esperanza! Las palabras de Jesús dan siempre esperanza. Y también para tocar incluso sólo un borde de su manto. Jesús mismo buscaba a estas multitudes cansadas y agobiadas como ovejas sin pastor y las buscaba para anunciarles el Reino de Dios y para curar a muchos en el cuerpo y en el espíritu. Ahora los llama a todos a su lado: “Venid a mí”, y les promete alivio y consuelo. Esta invitación de Jesús se extiende hasta nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas oprimidos por precarias condiciones de vida, por situaciones existenciales difíciles y a veces privados de válidos puntos de referencia. En los países más pobres, pero también en las periferias de los países más ricos, se encuentran muchas personas cansadas y agobiadas bajo el peso insoportable del abandono y la indiferencia. La indiferencia: ¡cuánto mal hace a los necesitados la indiferencia humana! Y peor, ¡la indiferencia de los cristianos! (Homilía de S.S. Francisco, 13de julio de 2014).
4.- Qué me dice hoy a mí esta palara ya reflexionada. (Silencio)
5.-Propósito: Hoy pasaré el día como oveja en el campo, bajo la mirada del Pastor. Viviré feliz, totalmente despreocupado.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí con su Palabra. Ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, quiero tener esas sensaciones del salmo 23: sensación de plenitud: sin ti no me falta nada; sensación de bienestar: disfruto tumbado en la hierba, como si fuera una madre que me cobija; sensación de seguridad: Tú siempre vas conmigo. Y viviré contigo para siempre. ¡Gracias, Señor!
ORACIÓN POR LA PAZ.
Señor Jesús, ten piedad de nosotros y concédenos la paz y la unidad, no permitas que nos soltemos de tus manos y danos un corazón capaz de amar como tú nos amas. María Madre nuestra, auxílianos en estas difíciles horas de la tribulación, se nuestra fuerza y consuelo. Cúbrenos con tu manto y que la sangre de tu bendito Hijo nos proteja de todo mal.