Lectio Divina: 24 de febrero de 2021

“Aquí hay algo más que Salomón y que Jonás”.

1.-Oración introductoria.

Señor, aquí me tienes de nuevo a tus pies para estar un rato contigo. Me gustaría profundizar en este día en el gran signo de Jonás que, después de estar tres días y tres noches en el vientre de un cetáceo, en lo profundo del mar,  saltó  a la playa de la vida. A veces, Señor, se nos olvida que jamás has hablado de tu muerte como el fin de tu vida sino que, detrás de la muerte, nos has abierto una puerta  a la esperanza que ya nada ni nadie nos podrá cerrar: Y esa puerta siempre abierta es tu gloriosa Resurrección. Haz que yo viva de esta gran verdad.

2.- Lectura reposada de la palabra del Señor Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús y Él se puso a decirles: Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.


3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

“Aquí hay algo más que Salomón.” Salomón está considerado en la historia sagrada como “el rey sabio” el rey que daba “sentencias justas”. Pero el Dios revelado en Jesús es el que pone toda la sabiduría al servicio del amor. Por otra parte, la sabiduría bíblica, como don del Espíritu, consiste en saborear las cosas de Dios. Jesús nos hace disfrutar de Dios y así disfrutar de todo lo creado. A los sabios y entendidos de este mundo, los que quieren explicar todo desde su propia sabiduría, sin necesidad de acudir a Dios, a éstos Dios no se les manifiesta. En cambio sí se revela “a los  pequeños”  (Mt.11, 25) a los que han puesto toda su confianza en Dios.  “Y esto hace que Jesús sea más que Salomón”.

“Aquí hay algo más que Jonás”.  Jonás es un profeta a quien se le encomienda la misión de convertir a Nínive, “la gran ciudad enemiga de Dios”. Contra los pronósticos del profeta, la ciudad se convierte y Jonás  no se alegra, al contrario, se entristece porque le hubiera gustado que la ciudad no se convirtiera y fuera arrasada. Así se hubieran  cumplido los oráculos del profeta sobre la ciudad y su fama de profeta hubiera aumentado. Así de orgulloso, de duro, de recalcitrante era Jonás. Es curioso que, en este relato, el único que no se convierte es el “predicador”. Es como un “aviso a caminantes”. El profeta  piensa que con un Dios tan bueno  que se compadece del pueblo enemigo no se puede trabajar. En cambio, para el gran profeta Jesús, lo que más le hace  disfrutar es tener misericordia  con el pecador que se convierte y vuelve a Dios.  Y esto hace que Jesús sea más que Jonás.

Palabra del Papa

“Nínive se convierte y ante esta conversión, Jonás, que es el hombre que no es dócil al Espíritu de Dios, se enfada: Jonás sintió una gran tristeza y se desdeñó. E, incluso, reprende al Señor.     La historia de Jonás y Nínive se articula en tres capítulos: el primero es la resistencia a la misión que el Señor le confía; el segundo es la obediencia, y cuando se obedece se hacen milagros…  En el tercer capítulo, hay una resistencia a la misericordia de Dios. Esas palabras: ‘Señor, ¿no era esto quizás lo que yo decía cuando estaba en mi pueblo? Porque Tú eres un Dios misericordioso y clemente’, y yo he hecho todo el trabajo de predicar, he hecho mi trabajo bien hecho, ¿y Tú les perdonas? Y el corazón se endurece de modo que no deja entrar la misericordia de Dios. Es más importante mi sermón, son más importantes mis pensamientos, es más importante toda esa lista de mandamientos que debo observar, todo, todo, todo que la misericordia de Dios.  Y este drama también Jesús lo ha vivido con los doctores de la Ley, que no entendía por qué Él no dejó que lapidaran a aquella mujer adúltera, cuando Él iba a cenar con los publicanos y pecadores: no lo entendían. No entendían la misericordia. Hay que esperar en el Señor, porque en el Señor hay misericordia, y en Él hay abundante redención”. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 6 de octubre de 2015, en Santa Marta).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)

5.-Propósito: Intentaré alegrarme del triunfo de una persona que me cae mal.

6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, hoy me he escandalizado del comportamiento del profeta Jonás que no sabe captar la bondad de Dios para todos, incluso para los Ninivitas, los adversarios del Pueblo de Dios. Jonás parece decir: con un Dios tan bueno, que está dispuesto siempre a perdonar, incluso a los enemigos, no se va a ninguna parte. Gracias, Señor, porque contigo yo quiero ir “a cualquier parte” ofreciendo amor, perdón, paz, ternura, misericordia. ¿Quién puede decir no a un Dios tan maravilloso? Yo te digo que sí, que me encanta ser tu apóstol, tu discípulo y llevar este mensaje hasta el fin del mundo.

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA.

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

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