Jornada Pro Orantibus 2021

El domingo, 30 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad nuestra Iglesia celebra  la Jornada Pro Orantibus, con el lema «La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo»

Materiales para la Jornada Pro Orantibus

En los materiales que ofrece la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, además del mensaje de presentación de la Jornada, se pueden leer varios testimonios de personas consagradas y la homilía del papa Francisco a las monjas contemplativas en un encuentro en Lima ( Perú) a las que agradece su labor. Con su vida de oración, tanto comunitaria como personal «renuevan la certeza de saberse hijos de Dios». «La oración -añade el Papa– es el núcleo de vuestra vida consagrada, vuestra vida contemplativa, y es el modo de cultivar la experiencia de amor que sostiene nuestra fe».

Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada recuerdan en el mensaje para la Jornada, que “este es un año más, pero no un año cualquiera” porque, como tantas veces en la historia, la humanidad grita su dolor, “un clamor que recorre nuestra sociedad y que atraviesa también los muros de monasterios y conventos donde hombres y mujeres del Espíritu elevan al Señor de la Vida su himno y su plegaria”.

Carta del Padre Felipe García Olmo
Área de Vida Consagrada – Delegación de Liturgia

Hoy, Domingo de la Santísima Trinidad, traemos a la memoria y al corazón a las monjas, monjes, y a toda la vida contemplativa. Ofrecen su entrega a Dios Trino y ruegan por nosotros y por el mundo entero. Lo siguen haciendo especialmente en este tiempo de pandemia. En la Solemnidad de la Santísima Trinidad celebramos la JORNADA PRO ORANTIBUS (“por quienes oran”).

El lema de este año es: “La vida contemplativa cerca de Dios y del dolor del mundo”. Los contemplativos eligen la oración y fraternidad para su unión con Dios y con la humanidad. La vida contemplativa es por naturaleza sensible a la humanidad. El contemplativo está unido a todos; ama, reconoce y valora a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite.

“No somos gente rara, somos unos odres que hemos recogido el agua de Dios, lo que Él nos ha dicho en la oración y en la escucha de su Palabra, y la hemos entregado a los hombres para calmar la sed de sentido en este difícil tiempo de tanta emergencia”. Así se expresa una monja contemplativa, a la vez que nos invita a caminar con Jesús para conocerlo y amarlo cada día más.

En nuestra Diócesis de Teruel y Albarracín tenemos actualmente un convento de clausura; el de las Madres Agustinas, de Rubielos de Mora. Agradecemos su testimonio y nos alegraría que pudieran estar junto a nosotros en cercanía diocesana muchos años más.Agradecemos su presencia, sencillez, alegría y acogida, pero sobre todo la oración y el testimonio continuo y fiel.

No podemos olvidar a aquellas que, hasta no hace mucho, estaban en nuestraDiócesis y que, por razón de edad y la falta de vocaciones, han tenido que abandonarla. Nos consta que siguen teniéndonos presentes en la oración de cada día y recordando con mucho cariño los años vividos junto a nosotros. Muchas gracias por esa sencillez tan grande, por el silencio clamoroso de oraciones cotidianas y porque sentimos tan cercano su corazón entregado a Dios.

Junto a las Madres Agustinas, de Rubielos de Mora, traemos a nuestra memoria, por la cercanía en el tiempo, a las Carmelitas Descalzas y a las Clarisas de Teruel,a las Dominicas de Albarracín, las Clarisas Franciscanas de Báguena, las Concepcionistas de Calamocha y a las Capuchinas de Gea de Albarracín. Aquí estuvieron y aquí siguen, pues el amor no tiene distancias. De nuevo agradecemos su oración y recuerdo por nuestra Iglesia diocesana, desde los diversos lugares donde se encuentran, incluso desde el cielo.

Pidamos hoy, personal y comunitariamente por todos los contemplativos, imprescindibles en la Iglesia de cualquier época. Ellos suplen nuestras carencias y empujan la vida en el Espíritu del caminar cristiano en la historia. “La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo”