Este domingo 11 de mayo, celebramos la “Jornada de oración por las Vocaciones y de apoyo a las Vocaciones Nativas”. Lo hacemos en este domingo en el que Jesús se define como el Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas, las llama para que estén con Él y las cuide. No podemos por menos en este día recordar al papa Francisco que quería que los sacerdotes fueran como los pastores que están en medio del rebaño, que “huelen a oveja”. Hoy se nos invita a rezar para que crezca el número personas consagradas al servicio del Evangelio, y para que sigan surgiendo vocaciones nativas para el servicio de la misión.
El lema de este año nos recuerda el Congreso de Vocaciones que se celebró el pasado mes de febrero. En el que, ante la pregunta ¿Para quién soy?, se encontró la respuesta “para el Señor en los hermanos”. Respuesta que ahora tenemos que llevar cada uno a la práctica, respondiendo a la cuestión “cómo me entrego a los hermanos para así servir al Señor”, “qué quiere Dios de mí”. Partiendo de nuestro bautismo, donde recibimos el gran regalo de ser hijos de Dios, tenemos que ir profundizando en cuál será mi tarea por los demás. No estamos puestos en la Iglesia por casualidad, sino para realizar una labor que, si no asumimos, quedará sin hacer.
Hoy el Señor nos pide que oremos por las vocaciones, porque necesitamos vocaciones consagradas para la vida sacerdotal, para la vida religiosa, activa y contemplativa. La disminución de vocaciones es muy rápida, cada vez hay más espacios sin atender en nuestra diócesis.
Os invito a las familias, a los educadores, a los catequistas, a que formuléis la propuesta de la vocación a los vuestros. Os invito niños y jóvenes a que os hagáis la pregunta de la vocación ¿Para quién soy?, ¿Qué quiere Dios de mí? Ojalá el Señor nos regale vocaciones para nuestra diócesis. Tenemos que generar cultura vocacional, es decir, que cada cristiano se pregunte, abierto al don de Dios, cómo entregarme más y mejor a Dios. Descubrir cómo todo lo que hago es respuesta al don de la fe que Dios me ha dado y, ojalá, haya quien dé el paso hacia una entrega mayor a Dios consagrando la vida a su servicio.
También nos acercamos hoy a los países de misión y sus vocaciones. Eso es lo que significa vocación nativa. Son las vocaciones sacerdotales y religiosas en los territorios de misión. Dios enriquece a esas iglesias con el don de muchas vocaciones, pero la hace que sea difícil que tengan una preparación intelectual adecuada, una profunda formación espiritual y, por tanto, se pueden perder. Estas vocaciones son fruto del trabajo de muchos misioneros y de la rica vida de las comunidades cristianas. Son el presente de las iglesias locales y el futuro de toda la Iglesia. En nuestra diócesis tenemos un buen número de consagrados provenientes de la misión, a los que también ayudamos a su formación. Merece la pena que les tengamos presentes con nuestra oración y colaboración.
Oremos por el aumento y la perseverancia de todas las vocaciones.