Jesucristo, Rey del Universo

Concluimos los domingos del año litúrgico con la celebración de Jesucristo Rey del Universo. El evangelio de la Misa de este domingo (Juan 18,33b-37), así nos lo presenta: “Soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”.

El domingo 21 de noviembre la Iglesia celebra la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.

El evangelista san Juan pone estas palabras de Jesús en un momento especialmente difícil, es el en que Jesús compadece ante Pilato, poco después morirá en la cruz. Un rey y un reino que debemos comprender, no con los valores del mundo, que se fundamentan en el poder, es un rey y un reino de servicio y de amor, un reino de la verdad. Por eso dice Jesús: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”.

La Segunda lectura del libro del Apocalipsis (1,5-8), nos presenta quién es este rey: “Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre”. Jesús no es el rey de un mundo de miedo, mentira y pecado, Él es el rey del Reino de Dios que trae y al que nos conduce.

El papa Francisco nos recuerda que el Reino de Dios se fundamenta en el «amor y se radica en los corazones».

A este rey humilde, Dios, nuestro Padre, le ha dado todo poder en el cielo y en la tierra; un poder para liberar a la humanidad, a la que abraza con su entrega en la cruz. Es, pues, necesario que Cristo reine en nosotros. Contemplamos a un rey que en palabras del papa Francisco es: “Un Rey que, con su palabra, con su ejemplo y con su vida inmolada en la Cruz, nos ha salvado de la muerte, ha indicado el camino al hombre perdido, ha dado luz nueva a nuestra existencia marcada por la duda, por el miedo y por la prueba de cada día”.

Por otra parte, Jesús es el rey de la paz, el Papa nos lo recordaba: “La historia enseña que los reinos fundados sobre el poder de las armas y sobre la prevaricación son frágiles y antes o después terminan quebrando. Pero el Reino de Dios se fundamenta sobre el amor y se radica en los corazones, ofreciendo a quien lo acoge paz, libertad y plenitud de vida”. ¿Cómo conseguir que este reino sea una realidad en nuestras vidas? se preguntaba el Papa: “Todos nosotros queremos, paz, queremos, libertad, queremos plenitud. ¿Cómo se consigue? Basta con que dejes que el amor de Dios se radique en el corazón y tendrás paz, libertad y plenitud”.