Invitados a escucharnos, para escuchar los impulsos del Espíritu Santo

Carlos Escribano Subías
15 de octubre de 2021

Este fin de semana de octubre, cuando aún no se han apagado los ecos de la fiesta litúrgica de Nuestra Señora del Pilar, comenzamos la fase diocesana del Sínodo. Nos unimos así a la inauguración celebrada el fin de semana pasado en Roma por el papa Francisco y al resto de las diócesis del mundo que, en este fin de semana, de un modo u otro, están poniendo en marcha este trabajo sinodal.

En nuestra diócesis se han propuesto dos momentos complementarios: por un lado, el encuentro del sábado por la mañana, con la apertura del curso pastoral; y, por otro, la celebración de la eucaristía, el domingo a las 17.00 horas en la Basílica del Pilar. 

Una parte fundamental del encuentro del sábado por la mañana, está encaminado a acercarnos al momento sinodal que está viviendo la Iglesia desde el corazón de la misma y a ir concretando los pasos que tendremos que dar en nuestra diócesis en los próximos meses para intentar ser eficaces en la fase diocesana del Sínodo. A ello nos ayudarán los coordinadores diocesanos de esta fase sinodal, que nos propondrán la tarea concreta que habrá que realizar en nuestras parroquias, comunidades, colegios, delegaciones, movimientos, asociaciones, cofradías, etc.  

A partir de esta presentación es fundamental que tomemos conciencia de que es muy importante nuestra participación. Como os recordé hace algunas fechas citando el Vademecum para la preparación del sínodo: “Todos estamos llamados en virtud de nuestro Bautismo a ser participantes activos en la vida de la Iglesia. En parroquias, pequeñas comunidades cristianas, movimientos laicos, comunidades religiosas y otras formas de comunión, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, todos estamos invitados a escucharnos unos a otros para escuchar los impulsos del Espíritu Santo, que viene a guiar nuestros esfuerzos humanos, infundiendo vida y vitalidad en la Iglesia y llevándonos a una comunión más profunda para nuestra misión en el mundo” (Vademécum 1.2). Es importante ahondar en esta perspectiva y animarnos nosotros y animar a otros muchos, a participar en este proceso de escucha que, estoy convencido, tanto puede iluminar a posteriori nuestro discernimiento comunitario, a la hora de plantearnos de manera adecuada los muchos retos que tenemos en nuestra tarea evangelizadora.

Quiero agradecer el esfuerzo y la ilusión que se está poniendo en estos momentos iniciales por parte de los que han recibido el encargo de llevarlo adelante en nuestra Iglesia diocesana. Espero que ese espíritu nos contagie a todos para poder vivir como un auténtico soplo de gracia, este momento en nuestra Iglesia. Caminamos juntos para hacer realidad una Iglesia sinodal, cuidando la comunión, potenciando la participación y concretando la misión. 

Unidos al sentir de la Iglesia universal en a la propuesta pastoral del papa Francisco, os animo a participar en estos actos en la Archidiócesis de Zaragoza de la fase diocesana del Sínodo.  

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