EPIFANÍA DEL SEÑOR
INTRODUCCIÓN
“Los Magos consiguieron superar aquel momento crítico de oscuridad en el palacio de Herodes, porque creyeron en las Escrituras, en la palabra de los profetas que señalaba Belén como el lugar donde había de nacer el Mesías. Así escaparon al letargo de la noche del mundo, reemprendieron su camino y de pronto vieron nuevamente la estrella, y el Evangelio dice que se llenaron de “inmensa alegría”. Esa estrella que no se veía en la oscuridad de la mundanidad de aquel palacio” (Papa Francisco).
LECTURAS
Is. 60,1-6 – Ef. 3,2-6;
EVANGELIO
Mt.2,1-12
Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo». Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel”». Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría.
Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino
REFLEXIÓN
El camino de los reyes a Belén es el camino de la fe. ¿qué características tiene este camino de fe?
1.– UNA LUZ QUE VIENE DE LO ALTO. No es que sea necesario ver estrellas o ángeles que vienen del cielo. Es suficiente una luz interior que te mueve a ponerte en marcha., sin forzar tu voluntad. De hecho, todos vieron la estrella y pocos la siguieron. Esta estrella “aparece y desaparece”. En este camino de la fe, como en los cuadros artísticos, es muy importante el juego del “claro-oscuro”. Nuestro Dios es bipolar. Es claridad y oscuridad; es presencia y es ausencia; es finito e infinito; no cabe en los cielos y aparece en las chozas de la tierra. Dios quiere que tengamos momentos de luz, para iluminar los días oscuros; momentos de presencia, para llenar los días de ausencia; momentos de rozar el Infinito, para superar nuestra finitud.
2.– UN ENCUENTRO PERSONAL CON JESÚS. La fe es un encuentro con Dios, al vivo. Pero ¿dónde encontrarse con Él? Los reyes fueron a encontrarlo en un Palacio. ¡Y se equivocaron! Y nos seguimos equivocando si lo seguimos buscando entre los ricos y poderosos de este mundo. Los pastores, la gente humilde y sencilla nos dicen dónde encontraron a Jesús: “Encontraron a María, a José- y al Niño recostado en un pesebre”. Entre los descartados, los que no tienen casa, los inmigrantes, ahí es donde podemos encontrar a Jesús hoy. Allí lo reconocieron los Magos, y ahí le adoraron. Qué bonitas palabras las del papa San Pablo VI al acabar el Concilio Vaticano II: “En el rostro de cada hombre, sobre todo si se ha hecho transparente por las lágrimas y el dolor, nosotros podemos y debemos reconocer el rostro de Cristo”.
3.– UNA OFRENDA EXISTENCIAL. El oro, el incienso y la mirra son regalos “simbólicos”. El oro representa el corazón, el amor. El incienso el alma, la parte espiritual de la persona. La mirra es una especie de resina aromática, de sabor muy amargo. Puede significar el cuerpo en cuanto limitado y susceptible de sufrimiento. Los Magos no sólo ofrecían lo que “tenían” sino lo que “eran”, es decir, sus personas con su corazón, su alma y su cuerpo. Todo un símbolo de lo que Jesús venía a ofrecer al Padre: “un sacrificio existencial”. “Holocaustos y sacrificios no te agradaron. Entonces dije: Aquí estoy para hacer tu voluntad” (Heb. 10,5).
4.-UN CAMBIO DE RUTA. “Regresaron a su país por otro camino. Uno que se ha encontrado con Jesús, ya no regresa a casa por el mismo camino… Si he venido por el camino de la violencia, al ver el silencio y sosiego de Belén me voy por el camino de la paz. Si he venido por el camino de la soberbia… al ver a Dios en un Niño, me voy por el camino de la humildad… Si soy un egoísta que sólo pienso en el dinero y en atesorar, al ver la pobreza de Belén, me voy por el camino del compartir… Si he venido por el camino de la tristeza… al ver el gozo de Belén, me vuelvo por el camino de la alegría. ¿Estoy dispuesto a que Jesús cambie mi ruta?
PREGUNTAS.
1.- ¿Considero la fe como un bonito obsequio que Dios me ha hecho? ¿Cómo la agradezco?
2.- ¿Sé hacer de mi vida un regalo para los demás? Y esto ¿en qué se nota?
3.- Si realmente hoy me he encontrado con Dios, ¿por qué camino tengo que volver?
ESTE EVANGELIO, EN VERSO, SUENA ASÍ:
Adorados «Reyes Magos»:
sentimos una gran pena,
pues los Grandes Almacenes
«se cargaron vuestra fiesta».
La sociedad consumista,
sin corazón ni conciencia,
ha dejado sin «mensajes»
vuestra «mágica leyenda».
Aventureros divinos
salisteis de vuestra tierra
para «caer de rodillas»
ante el «NIÑO DE LA ESTRELLA».
Le ofrecisteis cofres de oro,
incienso y mirra en esencia
y ÉL os cambió el corazón
con la LUZ DE SU PRESENCIA …
Hoy, nos regalamos juegos,
joyas, perfumes, sorpresas …
y nadie piensa en JESÚS,
«REGALO POR EXCELENCIA».
Ciega sociedad la nuestra,
«SIN ESTRELLAS», en tinieblas:
risas fingidas por fuera,
por dentro, mucha tristeza.
Señor, que sea JESÚS
nuestra «ilusión», nuestra «prenda»,
nuestro «regalo» soñado,
la «ESTRELLA» que nos orienta.
(J. Javier Pérez Benedí)
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