“Hacia un renovado Pentecostés”. Ese es el lema del Congreso de Laicos. Y no digo “era”, porque sigue siéndolo. El Congreso no se agotó con el encuentro de Madrid en febrero de 2020. Esa era la segunda fase. Hubo una primera, la fase “pre-congreso”, en la cual trabajamos en todos los obispados las cuestiones relativas al apostolado seglar, tanto asociado como no asociado. En nuestra diócesis este encuentro fue el 26 de octubre de 2019 en Calatayud.
Llegaba el momento de escoger a los ocho participantes que iban a representar a Tarazona en Madrid. Se decidió que fuese una persona por cada arciprestazgo, más el delegado de Apostolado Seglar, el Vicario, y un representante de Movimientos Apostólicos. Y así empezó a funcionar este pequeño grupo con esta gran responsabilidad: Javier B., Iván, Pilar, Azucena, Ricardo, Juan Ángel y Javier S. Tras varias reuniones en el colegio de Santa Ana de Borja, llevamos todo el trabajo de los arciprestazgos preparado para unirlo al del resto de diócesis.
Y llego el momento: la segunda fase, el congreso propiamente dicho, que se celebró en Madrid del 14 al 16 de febrero. Más de 2500 congresistas de toda España, acompañados por nuestros obispos, reflexionamos sobre los cuatro itinerarios propuestos (Primer Anuncio, Acompañamiento, Formación y Presencia en la vida pública). Tres días más que intensos, donde pudimos conocer distintas realidades y enriquecernos mutuamente con las experiencias y conferencias que escuchamos. Tiempo para la oración (durante todo el Congreso estuvo expuesto el Santísimo y hubo confesores), para la celebración, para la reflexión, para el ocio… y un deseo de regresar para poner en práctica y comunicar todo lo que habíamos vivido.
Pero la pandemia y el confinamiento pusieron en “pausa” este deseo. Todavía tuvimos tiempo de reunirnos con nuestro obispo, D. Eusebio, para trazar la línea que seguiremos en Tarazona. Y ese trabajo sigue en pie. Quizá “al ralentí”, pero no se puede dejar caer en saco roto todo lo vivido. Por eso, aunque la tercera fase o “poscongreso” casi no ha comenzado a caminar en nuestra diócesis, eso no quiere decir que no vayamos a retomar la actividad en cuanto podamos. Porque estamos deseando hacerlo, y porque es algo que Dios nos pide. Un regalo como el Congreso no puede quedar en un simple recuerdo bonito. El grupo de congresistas de Tarazona seguimos en contacto, seguimos hablando, proponiendo, viendo qué podemos hacer dentro de las posibilidades actuales… seguimos rezando para que el deseo del Señor también se pueda cumplir en Tarazona: caminar “hacia un renovado Pentecostés”.
Javier V. Sanz.
Delegado episcopal de Apostolado Seglar.