Queridos diocesanos:

El rezo del santo rosario es una invitación razonada y cordial a sumarnos cada uno de nosotros a la gran multitud de personas que quieren a la Virgen y honran cada día a Jesucristo y a su Madre con esta devoción.

El rosario de la Virgen María, difundido gradualmente en el segundo milenio bajo el soplo del Espíritu Santo, es una oración apreciada por numerosos santos y fomentada por el magisterio de la Iglesia. En su sencillez y profundidad, sigue siendo también en el tercer milenio una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad.

El rosario es “compendio de todo el Evangelio”; “oración bíblica”, con orientación profundamente cristológica;” vástago germinado sobre el tronco secular de la liturgia cristiana”, “salterio de la Virgen, mediante el cual los humildes quedan asociados al cántico de la alabanza y a la intercesión universal de la Iglesia”. Estas son algunas de las expresiones usadas por san Pablo VI, en la exhortación apostólica Marialis Cultus (2 de febrero de 1974), que denotan las riquezas y posibilidades inagotables del rosario.

El papa san Juan Pablo II nos dejó al final de su pontificado una preciosa carta apostólica titulada El Rosario de la Virgen María (16 de octubre de 2002).

“Recitar el rosario  -nos dice el papa San Juan Pablo II-   es contemplar con María el rostro de Cristo” (RVM 3). “Nos pone en comunión vital con Jesús a través […] del Corazón de María. Al mismo tiempo, nuestro corazón puede incluir en estas decenas del rosario todos los hechos que entraman la vida del individuo, la familia, la nación, la Iglesia y la humanidad. Experiencias personales o del prójimo, sobre todo de las personas más cercanas o que llevamos más en el corazón” (RVM 2). “Conduce al corazón mismo de la vida cristiana y ofrece una oportunidad ordinaria y fecunda, espiritual y pedagógica, para la contemplación personal, la formación del Pueblo de Dios y la nueva evangelización” (RVM 3).

Tradicionalmente el rosario ha sido una oración muy apropiada y utilizada para pedir por la paz  y por la familia.  En estos momentos de emergencia sanitaria y de crisis social y económica, a causa de la pandemia del coronavirus, debemos implorar la ayuda maternal de la Virgen María mediante el rezo del santo rosario. Que la práctica diaria del rezo del rosario nos sirva de estímulo para recuperar esa buena costumbre, si la hubiéramos perdido. Y de entrenamiento para mantenerla en nuestro plan de vida cristiana, en nuestros hogares y en nuestras propias parroquias y comunidades.

El ‘Rosario de Cristal’ de Zaragoza

En nuestra ciudad de Zaragoza, la tarde-noche del 13 de octubre, en el marco de las fiestas de Nuestra Señora del Pilar, las calles de Zaragoza se convierten en un “lucernario mariano”, a través de la procesión del ‘Rosario de Cristal’, que llena nuestra ciudad de coloridos faroles y sentidas plegarias de amor a la Virgen del Pilar. Es un acto multitudinario en el que participan fieles venidos de muchos pueblos aragoneses, que destaca por su belleza y su gran emotividad.

El ‘Rosario de Cristal’ fue creado por iniciativa de la Real Cofradía del Santísimo Rosario de Nuestra Señora del Pilar, fundada en el año 1889 y cierra los actos de las fiestas del Pilar. El año 2016 la tradicional procesión lució el nuevo farol de Santo Domingo de Guzmán, recordando los 800 años de la fundación de la Orden de los Dominicos, que tanta gloria ha dado a la Iglesia y ha contribuido a la propagación del rezo del Rosario.

El nuevo farol fue sido diseñado por la pintora zaragozana Carmen Pérez Ramírez, autora también del farol de los misterios luminosos. Talleres ONOX de Huesca realizó la parte metálica y eléctrica y Vitrales Huesca elaboró las extraordinarias vidrieras que lo forman.

Con mi afecto y bendición,