El pasado mes de mayo, la familia escolapia de Aragón recibía una gran noticia: el papa Francisco proclamaba venerable al P. Pedro Díez, sacerdote y religioso escolapio fallecido en 1983. Su vida entregada a la docencia es recordada por generaciones de familias que vieron en él todo un ejemplo de santidad.
Lo primero de todo enhorabuena por esta gran noticia.
Sí, ciertamente estamos muy contentos porque la iglesia nos ha dicho oficialmente eso que nosotros ya teníamos muy dentro en el corazón, que el padre Pedro Díez está muy cerquita ya del reconocimiento de su santidad oficial. Así que sí, estamos de fiesta.
¿Quién fue el venerable padre Pedro Díez?
Fue dos cosas: educador y de Zaragoza. Él fue un educador, fue un sacerdote, fue un hombre que se hizo todo para todos y que encarnó de un modo especial esa página del Evangelio de Jesús que dice “si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Y es de Zaragoza, porque aunque nació en Pampliega, un pueblecito de la provincia de Burgos, pasó 46 de sus 70 años de vida en la ciudad de Zaragoza.
Cuéntanos alguna anécdota interesante del padre Pedro.
Cuentan que era tan bajito que los niños pensaban al entrar al aula que estaban solos, porque al ser tan bajito, el padre Pedro se mimetizaba perfectamente con sus alumnos más pequeños. Y cuando iban a la finca del Cascajo, donde está ahora el colegio Cristo Rey, a las afueras de Zaragoza, él llevaba una caña larga y así los iba guiando y así, todos sabían dónde estaba el padre Pedro, que era quien guiaba la fila. Entonces podemos decir que se hizo pequeño con los pequeños, una frase que a los escolapios nos gusta mucho repetir.
Para agradecer este importante paso, se celebra una misa de acción de gracias en Zaragoza.
Nos parecía que esta noticia es tan importante, que teníamos que celebrarla y darle gracias a Dios de forma solemne. Y qué mejor lugar que la ciudad de Zaragoza, en la basílica de Nuestra Señora del Pilar como centro y corazón de la iglesia Aragonesa. Sin olvidar que el padre Pedro tenía una gran devoción a la Virgen del Pilar.
El hecho de contar con la presencia de nuestro padre general es una declaración de intenciones muy clara de que todos los escolapios queremos dar gracias a Dios por la venerabilidad del padre Pedro.
¿Y qué nos dice a la sociedad de hoy el ejemplo de este gran hombre?
Estudiando la causa y viendo todo lo que los testigos y teólogos han dicho, creo que el padre Pedro es un ejemplo muy actual de lo que el Papa nos dice en Gaudete et exultate, la exhortación sobre la santidad del mundo actual. Francisco habla de “los santos de la puerta de al lado”, de todos esos hombres y mujeres anónimos que con sus gestos cotidianos hacen realidad el Evangelio y hacen presente la santidad de a pie. Yo creo que este es el mensaje del Padre Pedro, cómo en lo cotidiano de cada día, en tus clases con los alumnos, en tu vida de comunidad con tus hermanos, en tu apostolado sacerdotal, en lo más cotidiano puede resplandecer la santidad. Y lo hace, como nos dice el decreto de virtudes heroicas, encarnando el carisma de san José de Calasanz en la ciudad de Zaragoza.