Conrado Giménez: «La Virgen de Schonstatt es la auténtica capitana y presidenta de la Fundación Madrina»

Conrado Giménez, fundador de la Fundación Madrina junto con Orquídea, colaboradora y responsable de la gestión de donaciones, han visitado hoy las oficinas de la delegación de Medios del Arzobispado para hablar con nosotros después de una visita a la Virgen del Pilar. En esta entrevista nos han contado la historia de la fundación, nos hemos adentrado en la increíble historia de Conrado hasta que el Señor le dio la luz para comenzar con la fundación y todos los servicios que ofrecen para atender a la infancia y la maternidad más vulnerable.

La Virgen de Schoenstatt, que sostienen en las manos, “es la capitana y verdadera presidenta de la fundación”, sostiene Conrado, quien añade: “Entrar a nuestra sede de Madrid es entrar a su Santuario”.

Conrado Giménez y Orquídea sostienen la virgen de Schoenstatt en las manos.

El mismo nacimiento de Conrado estuvo marcado por la Virgen ya que su madre, que no podía tener hijos, se consagró a la Señora del Perpetuo Socorro. Al cabo de un tiempo nació Conrado, el primero de siete hermanos. En su adolescencia tuvo una época de fe algo despistada, pero eso cambió gracias a la oración de su madre: «Ella rezaba mucho por mí, así que cuando le dije que iba a hacer unos ejercicios espirituales ignacianos se echó a llorar. En mi colegio adopté una actitud muy militante, me pasaba por las clases exhortando a los alumnos a que rezaran el rosario».

Después llegó la universidad y se decantó por la carrera de Bioquímica y Biología Molecular para después especializarse en el campo de la investigación: «Al cabo de tres años compaginé mi profesión como investigador con el de estudiante de un MBA y elló desembocó en una nueva y apasionante nueva faceta profesional, como responsable de mercado de capitales, bolsa y gabinete de presidencia en los Grupos bancarios BBVA y Banesto-Santander. Fueron años en los que era fácil caer en una cierta soberbia».

Toda esta vorágine de éxito profesional encontró un hito inesperado que cambiaría el rumbo de su vida. En 1999 sufrió un grave accidente de tráfico que le hizo ponerse humildemente en manos de Señor. «Señor, ¿que quieres de mí? Le ofrecí a Dios mi vida si tenía una nueva oportunidad». Al poco tiempo, se fue de misión a Cuzco, y al observar la miseria en que vivían los niños y las madres embarazadas y abandonadas a su suerte, tuvo una visión clara: «Quise dedicar mi vida a ayudar a las madres que iban a tener bebés pero su situación era muy delicada, de pobreza y vulnerabilidad. Quise empoderarla ya que es la base de la familia».

Después de aquella visión, peregrinó al Santuario de Schoenstatt y le pidió a la Virgen que le ayudara a saber cómo ayudar a las mujeres. «Entonces, empezaron a llegarme mails de gente que me pedía ayuda para mujeres embarazadas, también me acercaba a prostitutas y les entregaba estampas de la Virgen y rosarios. Si a Dios le pides que te de pruebas, te las da. Yo vi que la fundación tenía que ser el jardín de la Virgen donde la vida pudiera florecer y las mujeres encontraran un lugar seguro y de crecimiento personal, para poder ser autónomas y ofrecer un hogar a sus hijos».

Conrado tambien tuvo la visión de que llegarían tiempos de hambre y puso en marcha el banco del bebé para ofrecer comida y artículos de higiene a las madres. En 2005 dejó su trabajo en el banco y se dedicó enteramente a la fundación. Allí empleó sus propios recursos para sacar adelante todo lo que ofrecían desde la Fundación Madrina. Con el tiempo se han hecho con una red de voluntarios que, tanto Conrado como Orquídea, reconocen que son el pilar de la fundación y aprovechan esta entrevista para hacer una llamada urgente a colaborar con la fundación ya sea con tiempo personal, recursos económicos o materiales. Sin ellos, todo el trabajo que sacamos adelante gracias al aliento de la Virgen, sería imposible».

Más información la Fundación Madrina aquí.