Celebración del Corpus Christi en la diócesis de Huesca

Miguel Barluenga
22 de junio de 2025

La diócesis de Huesca celebró este domingo 22 de junio la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Christi, con una eucaristía en la catedral que estuvo presidida por nuestro obispo, el padre Pedro Aguado Cuesta, seguida de una procesión por las calles de la ciudad para adorar el Santísimo Sacramento y celebrar a Cristo sacramentado, que ha querido quedarse entre nosotros. Esta fiesta celebra la presencia real de Jesucristo en la eucaristía y lo hace con los niños que este año han realizado la primera comunión, así como con la presencia de las cofradías de la diócesis.

Todos ellos acompañaron la custodia procesional del Corpus Christi en un recorrido diferente al habitual debido a las obras que se están llevando a cabo en el centro de Huesca. La procesión partió de la plaza de la Catedral y siguió por la Costanilla de Santiago, plaza Lizana, calle Sancho Abarca, plaza Luis López Allué, plaza de San Pedro, travesía Mozárabes, plaza de los Fueros, calle Zarandia, plaza Urriés, calle Las Cortes y plaza de la Catedral.

Al llegar a la plaza de san Pedro se realizó una parada en el altar dispuesto junto al atrio de la iglesia de san Pedro el Viejo. Allí se veneró el Santísimo Sacramento y los niños oraron antes de lanzar pétalos de flor y alfombrar parte del recorrido de Jesús hecho eucaristía. La banda El Guante Blanco de Tardienta puso música a la procesión, seguida por centenares de oscenses y a salvo de la amenaza de lluvia con que había comenzado la tarde.

Durante su homilía, el padre Pedro recordó que este domingo también se celebraba el Día de la Caridad y reflexionó sobre la eucaristía y su importancia para los niños que la han recibido por primera vez a través de tres verbos: “Comulgar, adorar y amar”. Comulgar con Jesús porque “poco a poco vamos aprendiendo de Él y lo vamos conociendo entendiendo sus palabras y contemplando sus acciones para identificarnos con Cristo”. Una tarea que es “de toda la vida, hay que trabajar para identificarnos con Cristo y esa tarea no termina nunca”.

Adorar a Jesús se debe a que “es nuestro amigo y también nuestro Señor, y por eso nos ponemos de rodillas delante de él, rezamos y le pedimos por nuestra gente, le damos gracias”. Por último, amar como Jesús: “Cuando damos desde el fondo del alma y amamos como Jesús amó, lo que damos nunca se termina, siempre está”. El padre Pedro se acordó “de la gente que pasa hambre, que no tiene casa en un mundo tan dolorido. El amor de Jesús nos invita a dar lo mejor que tenemos, y hoy a rezar por ellos”, con una mención especial para los voluntarios de Cáritas Diocesana de Huesca, “una organización que sirve para amar mejor”.

A los niños les indicó que “sois vosotros los que tenéis la llave del Reino de los Cielos, y con vuestra alegría, ejemplo y fe nos tenéis que enseñar a los mayores a usar esa llave”.

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