Carta del obispo de Tarazona: La Navidad llega

Vicente Rebollo Mozos
19 de diciembre de 2025

Estamos a las puertas de la Navidad, este tiempo tan entrañable donde los cristianos ponemos lo mejor de nosotros mismos para ser positivos, buscar lo bueno que hay en los demás, estar cerca de todos; se acrecienta especialmente el sentido familiar, somos capaces de acentuar más lo que nos une que lo que nos separa. Con estas actitudes y comportamientos queremos ser agradecidos a nuestro Dios por este gran don de hacerse uno como nosotros.

Nos hemos preparado, durante estas cuatro semanas de Adviento, a través de tres protagonistas, Juan Bautista, San José y María. Juan Bautista, con su vida austera y su lenguaje desafiante nos ha llamado al arrepentimiento de nuestros pecados para acercarnos a Jesús y recibir de él, el perdón y la fuerza para vivir una vida nueva. Hoy, en este domingo, contemplamos a San José escuchando al Señor, descubriendo sus designios de salvación para todos, aceptando que su mujer va a ser la madre del mesías y acogiendo a María con esta actitud obediente y, de ser servidor pleno y total a los planes de Dios. María, en su fiesta de la Inmaculada Concepción, nos ha regalado su “Fiat, hágase según tu palabra, como una actitud a tener siempre en nuestras vidas de creyente. Ella está siempre dispuesta a hacer la voluntad de Dios y así, va a posibilitar que este Dios se haga hombre y nos redima. Es la Madre de Dios, pero también, piensa en nosotros como sus hijos; al aceptar la voluntad de Dios pone todo el cariño hacia los hombres.

Ya miramos a la Navidad, Dios se hace hombre para estar siempre en medio de nosotros y así, nos da la capacidad de ser hijos de Dios. Es el gran regalo de Dios después de habernos creado. Lo que quedó estropeado por el pecado, ahora comienza a alcanzar su plenitud con el nacimiento del Hijo de Dios. Así, sin ser nosotros de naturaleza divina, nos acoge como hijos adoptivos, dándonos la más alta dignidad sobre todas las criaturas. Nos hace hermanos entre nosotros, mostrando cómo su amor no tiene límites, ni fronteras. Cada día Renueva en nosotros el ser sus hijos.

El Papa Benedicto XVI al hablar de la Navidad nos decía que “encontramos la ternura y el amor de Dios que se inclina hasta nuestros límites, hasta nuestras debilidades, hasta nuestros pecados, y se abaja hasta nosotros” Es el misterio del Dios Amor que se inclina hacia nosotros para poder levantarnos de nuestras limitaciones, que no nos dejan crecer en el amor; levantarnos de nuestras debilidades, que nos impiden superarnos a nosotros mismos; levantarnos de nuestros pecados, que no nos dejan ser felices porque nos esclavizan.  Llega a ponerse a nuestra altura, “se abaja” para que le sintamos a nuestro lado y así elevarnos hacia la más alta dignidad de hijos suyos. Todo ello nos pide apertura, conversión, cambio de vida, para que demos lo mejor de nosotros y que la Navidad no pase de largo por nuestras vidas.

Como nos exhortaba el Papa Francisco “la Navidad es un tiempo para abrir nuestro corazón” Que vivamos una Navidad sencilla, como el niño que nace; de oración, para escuchar a Dios; de caridad, para compartir con los demás.

Feliz Navidad.

Este artículo se ha leído 32 veces.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Compartir
WhatsApp
Email
Facebook
X (Twitter)
LinkedIn

Noticias relacionadas