«No venimos solo a dar gracias a Dios por la vida de estos hombres sino también por tantos mártires de carne y hueso, como vosotros, que van a vivir un martirio incruento y que hoy, aquí, en esta comunidad de claretianos están representados por quienes forman parte de ella», afirmó el obispo, Mons. Ángel Pérez, en la solemne eucaristía de la fiesta de los 51 beatos mártires claretianos, el 13 de agosto. En la iglesia del Sagrado Corazón de María, el prelado nombró uno por uno a los sacerdotes que hoy constituyen en Barbastro esta congregación -Carlos, José, Germán, Antonio y Bernabé- y se dirigió a los fieles señalando que «de nuestros sacerdotes y seglares mártires todos y cada uno de vosotros representáis el testimonio de esta diócesis«.
Un diócesis que el día anterior, 12 de agosto, celebró la memoria litúrgica de su obispo mártir, el beato Florentino, y de los «curetas» de Monzón, los beatos Jóse Nadal y José Jordán, y cuya impronta martirial «ha abierto brecha en la Iglesia». El obispo hizo suyas las palabras del cardenal claretiano Arturo Tabera, para subrayar que «nuestros mártires son el mayor tesoro de gracia con el que Dios ha bendecido a esta humilde pero fecunda diócesis de Barbastro-Monzón. El testimonio de su vida, de su fidelidad de amor, de perdón, de generosidad, de humildad, de alegría, de entrega hasta dar la vida por Cristo sigue mostrando a nuestros paisanos, que somos nosotros, que lo único que vale la pena es dar la vida por los demás».
Tabera, que inició la causa de este seminario mártir, se refirió en varias ocasiones a los misioneros mártires de Barbastro, expresión que el obispo fue desgranando antes los fieles. «Misioneros que predicaron, muchos su primera misión y única. Jóvenes que fueron capaces de llevar a cabo la mejor y más sublime misión: dejar la vida por el Señor. Mártires, es decir testigos que entregaron sus vidas apenas en flor por Jesús, por María, por la Iglesia y por su querida congregación. De Barbastro, Muchos de ellos no habían nacido aquí pero se les va a conocer como mártires de Barbastro porque sí nacieron aquí para Dios y para el cielo.
Mons. Ángel Pérez aludió al recientemente fallecido Pedro Casaldáliga, «profeta universal de la iglesia, que estuvo con nosotros en esta diócesis de mártires, de santos, de fundadores, de poetas y de profetas. ¡Qué orgullosos nos tenemos que sentir!». En este sentido, y como también hizo el superior de la comunidad, el padre Carlos Latorre, el obispo recordó la causa de beatificación de nuestros sacerdotes diocesanos (210), seminaristas (5) y seglares (34) mártires, incoada en el Vaticano el pasado 12 de febrero y cuya parte actora desempeña el Consejo diocesano de Presbiterio.
El obispo Florentino y los «curetas» de Monzón
El día 12, la Catedral de Barbastro acogió la solemne eucaristía en memoria del beato Florentino Asensio, presidida por el vicario general, Ángel Noguero. Tras la misa, los fieles pudieron visitar la capilla de san Carlos, donde reposan los restos del beato. En su retablo figura desde el año 2006 una escultura del obispo mártir, labrada en madera de caoba y posteriormente policromada, obra del escultor Tomás Roures. El museo, con diferentes muestras de la vida y de la muerte martirial del obispo Florentino Asensio, se encuentra en una sala contigua a la capilla.
Ese mismo día, en Monzón, recordaron a sus «curetas», Jóse Nadal y José Jordán, en la capilla del Sagrado Corazón de la Concatedral de Santa María, donde reposan sus restos, desde el 27 de septiembre de 1994. Están depositados en sendas arquetas insertas en el retablo que un grupo de aficionados a la talla en madera, dirigidos por Crescenciano Salcedo, realizaron con distintas escenas evangélicas y con las figuras de los sacerdotes mártires.