“Orgullosos de nuestra fe” es el lema para la Campaña del Día de la Iglesia diocesana 2023, que celebramos el domingo, 12 de noviembre y que constituye una oportunidad para dar las gracias por lo que la Iglesia es y lo que la Iglesia hace gracias al tiempo, las cualidades, la oración y el apoyo económico de muchísimas personas. En palabras de nuestro obispo, Mons. Ángel Pérez, «se trata de la obra de esta iglesia diocesana que hacemos entre todos, como resultado de lo que creemos, vivimos y celebramos.»
Don Ángel ha presentado esta mañana, acompañado de la ecónoma, Marta Calavera, y la responsable de Comunicación, Ascen Lardiés, los datos de la actividad 2022 de Barbastro-Monzón, disponible en la www.diocesisbarbastromonzon.org. “Los fieles tienen derecho a conocer con total transparencia qué se hace con sus aportaciones, lo que cuesta la luz o cuánto se destina a la caridad”, ha explicado Calavera, insistiendo en que ese conocimiento constituye la base para la corresponsabilidad y el autosostenimiento, “que es lo que se pretende”.
Y como ejemplo de esa corresponsabilidad, dos laicos comprometidos han compartido su experiencia. Pilar Cortés, de Binéfar, una de las promotoras de la acción ciudadana para la reapertura de la iglesia de San Pedro de esta localidad, ha destacado que “cuando te das a los demás, recibes más de lo que das. Yo aporto lo que puedo, en el coro, visitando a enfermos, en la necesidad que veo”. Ha coincido con su apreciación Carlos Loncán, joven montisonense que a través de un grupo juvenil y las cofradías se implicó en “dar los que puedes y hacer viva la frase de los Hechos de los Apóstoles ‘mirad cómo se aman’, que decían de las primeras comunidades cristianas. De eso se trata”.
Así, la suma de tiempo, oración, habilidades y aportaciones económicas se plasmaron en el presupuesto 2022 de la Diócesis de Barbastro-Monzón, 5.044.143,88 euros gestionados con la mayor eficacia para atender a múltiples necesidades, desde la actividad pastoral, caritativa y asistencial al mantenimiento del patrimonio cultural. Todo ello es posible a unos ingresos de los que las aportaciones directas de los fieles ya suponen la principal partida: 1.614.495,09 euros, por encima de la asignación tributaria (1.497.839,00 euros) de quienes libremente deciden marcar la equis en su declaración de la Renta.
De esta manera, gracias a los donativos, con una gestión prudente, actualizada y profesional, pero también con tiempo, habilidades y oración se sostiene la labor de la Iglesia diocesana, una labor que tiene rostro, nombre y apellidos, por mucho que tantas veces queden en el anonimato. A cada uno de esos colaboradores ha querido dar las gracias don Ángel porque “son nuestro mayor activo. Personas que tienen la capacidad de ser sensibles y solidarios, un don que se adquiere cuando uno tiene entrañas de misericordia en el corazón”.
Rostros y nombres
En la Iglesia diocesana todos suman: los 400 voluntarios de Cáritas o los 61 de Manos Unidas posibilitan que el año pasado 12.558 personas fueran atendidas en 31 de nuestros centros. Los hay, 17, para mitigar la pobreza, que atendieron a 5.471 vecinos; y los hay para nuestros mayores, enfermos crónicos o discapacitados, para menores, para migrantes y refugiados, para la defensa de la vida, para atención a la mujer, para promover el empleo…
Además, la labor celebrativa de la Iglesia se sostiene en 65 sacerdotes, 72 religiosos y religiosas, 30 monjas y monjes de clausura y 70 animadores de la comunidad. El año pasado, 376 niños fueron bautizados, 419 recibieron la Primera Comunión, a 272 jóvenes se les administró la Confirmación y 101 parejas contrajeron matrimonio. En Barbastro-Monzón contamos con 189 catequistas, y seis centros católicos concertados que suman 2.181 alumnos, 61 trabajadores y 205 docentes.