Mientras se disparan las búsquedas de hoteles en España para los meses de julio y agosto, miles de familias necesitan apoyos para comer cada día. Si bien el reducido número de contagios invita a recobrar una cierta normalidad, es momento de mantener la guardia, extremando las medidas de prevención, y ayudar a las personas más vulnerables.
Existe la necesidad de pasar página, pero ello no es posible de un día para otro, como nos recuerdan las peticiones de auxilio que están recibiendo las diócesis aragonesas a través de sus distintas estructuras de acogida. O el consuelo y acompañamiento que requieren quienes han sufrido en primera persona el dolor de la enfermedad y el vacío de la muerte.
La Iglesia católica, como muestra la actividad recogida en este boletín, está junto a quienes más lo necesitan. Sin pedir a nadie el carné de católico, convencida, como apunta el papa Francisco, de que “la vida no sirve si no se sirve”. Sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos conforman un coro fecundo y ardiente al servicio de la humanidad.
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