Opinión

Isabel Escartín

¡A votar!

29 de marzo de 2019

Ya era hora. En pleno fulgor de la Pascua de Resurrección los cristianos y los no cristianos, la gente de Iglesia y los detractores, tenemos el deber de optar por el futuro de nuestro país, de nuestros hijos, padres, nietos y abuelos y sobre todo de nuestros jóvenes.

Una amplia oferta de partidos e ideologías se abre ante nosotros y tenemos el derecho de elegir.

Yo, aparte de otros deseos, creencias y simpatías, tengo que pensar en el futuro de familia, jubilaciones, trabajo y TAMBIÉN en mi obligación de velar por las personas presas ya que es el coto que se me ha asignado y que Dios quiere para mí ahora.

No me gusta el “sanchismo” pero es muy cierto que el verdadero PSOE al que aprendimos a amar, mejoró muchos aspectos de nuestras cárceles: apertura, colaboración con las ONGs, poder entrar y salir llevando un soplo de aire fresco al antiguo aire carcelario: pudimos sacar presos para ponerse al día antes de la libertad total, pudimos hacer programas, discutir con la Dirección Nacional, entonces la Sra Gallizo. Y todo eso ha continuado.

En cuanto al PP y en la línea de cárceles, no comparto su visión de la PPR (prisión permanente revisable) marco creador de inadaptados, resentidos y desesperados que a nada lleva. Alguien debería pisar con más frecuencia o al menos una VEZ EN LA VIDA, los corredores de los centros Penitenciarios y mirar… mirar y ver.

Pero hay otras áreas del día a día de nuestro país: la economía, la creación de empresas, el reparto proporcional de bienes, la agricultura, la cultura…. Luego vuelvo a ello.

Hasta aquí no sé a quien votar

Hablando de otras áreas: el sexo. Acaba de salir el comentario de que una señora ha dicho que el matrimonio o hetero sexualismo es un invento del capitalismo-derecha. Pues no, señora. El matrimonio es un invento de Dios y la Iglesia apoya porque “hombre y mujer los creó” Y los hijos también. Y sin hijos, señora mía, dentro de unos años usted dirá sus genialidades al viento y no habrá nadie para  escucharla. Tampoco cobrará su suculento sueldo de política y los “suyos” no podrán permitirse hermosos y carísimos chalés. Por cierto, yo ahora tampoco y tengo hijos. Mientras tanto léase algún libro, algo de historia, filosofía, religión…¡léase algo!

Tampoco a esta señora le voy a votar…

No me gustan los populismos destructores de los valores crecidos y regados con nuestra sangre, sudor y lágrimas.

Tampoco me gustan los indefinidos ni los extremistas.

 Tampoco les votaré.

Quiero unos políticos profesionales, no oportunistas. Profesionales que den su vida y saber por lo que creen y que lo crean.

No me gusta la memoria histórica, los desentierros, la revancha…Si todos hemos perdido, chico…Y llorado y olvidado y perdonado.

Busquemos con nuestro voto valores de solidaridad, de convivencia, de mejora de la economía, de apoyo a los más desfavorecidos, busquemos investigación en salud, en ciencia, inversión en empresas que producen y dan  trabajo, apoyo a la agricultura porque de la tierra comemos, apoyemos a las familias hombre-mujer, a los hijos que son el futuro.

Ojalá los españoles sepamos valorar el país que queremos sin olvidar que el cristiano tiene la obligación de defender los valores del Evangelio gobierne quien gobierne.

No solo creemos dentro de casa o de las iglesias: la CALLE es nuestra y es donde nos la jugamos.

Sin perezas, desalientos ni indiferencias ni vacaciones u otros pretextos ¡CRISTIANOS, A VOTAR!

Y yo…¿a quién voto…?

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