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Loreto y Pedro, matrimonio de animadores de la Comunidad: «En la Iglesia, la casa de todos, siempre hay un talento que ofrecer»

Ascen Lardiés
20 de diciembre de 2025

La Diócesis de Barbastro-Monzón cuenta con una «joya» que ayuda a sostener la acción pastoral: los animadores de la comunidad. El pasado fin de semana, la Unidad Pastoral de Binéfar vivió un momento de profunda alegría con el envío de cuatro nuevos animadores. Entre ellos se encuentran Loreto Montañés y Pedro Farré, un matrimonio de San Esteban de Litera cuya vida es un testimonio de compromiso constante «360 grados» con su tierra y su fe.

Para Loreto y Pedro, este nuevo encargo no es una ruptura, sino la formalización de un camino que ya recorrían. Loreto recuerda cómo su inquietud nació colaborando en celebraciones en pueblos pequeños y acompañando a las animadoras de su parroquia. Por su parte, Pedro, director del coro parroquial, ve en este envío una forma de «oficializar» su vocación de servicio y contar con el respaldo explícito del obispo, Mons. Ángel Pérez Pueyo, para servir allí donde se necesite.

«Es una figura que he conocido de cerca y vi que yo también podía encargarme de esa tarea cuando hiciera falta», explica Loreto. Aunque su prioridad es mantener viva la llama en su parroquia de San Esteban de Litera, ambos están a disposición de la unidad pastoral para realizar celebraciones de la palabra o adoraciones cuando los sacerdotes no puedan desplazarse.

El envío como animadores coincide con una de las épocas más intensas para este matrimonio. Loreto, vinculada estrechamente al movimiento Scout, se encuentra estos días inmersa en el reparto de la Luz de la Paz de Belén. Esta llama, encendida en la gruta del Nacimiento y transportada por scouts de todo el mundo, llegará a hospitales, residencias y hogares de toda la diócesis.

Pedro destaca, además, un hito de convivencia en Binéfar: la oración interreligiosa por la paz, que este año alcanza su 26ª edición. «Participamos la Iglesia Católica, la Bautista y la comunidad musulmana. Es un mensaje de amor y paz que alumbra las casas de toda la zona en vísperas de Navidad», señala.

Ante la pregunta de qué puede ofrecer una persona que se siente alejada o que cree no tener nada que aportar a la Iglesia, el matrimonio es claro: la clave es la proactividad.

  • Loreto Montañés: «No hay que esperar a que nos pidan ayuda. Cada uno tenemos un granito de arena y solo hay que dar con el ‘clic’ de donde nos sentimos a gusto».

  • Pedro Farré: «La Iglesia es la casa de todos, de los que vienen y de los que no. Desde tocar las campanas hasta cuidar los paños litúrgicos o limpiar, hay miles de servicios. Todos tenemos un talento».

Con su ejemplo, Loreto y Pedro no solo animan su comunidad en San Esteban, sino que invitan a toda la diócesis a redescubrir que la fe se vive en el servicio cotidiano y en la alegría de compartir la luz que viene de Belén.

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