“Hacer piña, celebrar la fe y volver con luz”: el testimonio de nuestros jóvenes en Roma

David López
1 de agosto de 2025

Bajo el lema «Peregrinos de Esperanza», el Jubileo 2025 vive uno de sus momentos culminantes con la presencia de cientos de jóvenes aragoneses en la Ciudad Eterna. Entre ellos, protagonistas felices de fe y comunión desde la diócesis de Barbastro-Monzón, para quienes esta peregrinación ha sido un momento de encuentro con Dios y con sus raíces.

«Acabamos de pasar la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo Extramuros», contaba Carlos Loncán, delegado interino de Pastoral Juvenil de Barbastro-Monzón, mientras el grupo avanzaba hacia la Plaza de San Pedro para unirse a los más de veinticinco mil españoles presentes. «Nos hemos confesado, hemos celebrado la Eucaristía y están disfrutando muchísimo de cada momento, viviendo lo que les gustaría poder vivir en su día a día, en sus ciudades, en sus trabajos, en sus estudios». Para él, la experiencia no acaba en Roma: «Ahora toca trasladar esta vivencia a todos sus conocidos, amigos y familias».

El sacerdote Paco Carrero, también de Barbastro-Monzón y acompañante del grupo, se preguntaba al ver a tantos jóvenes de tantas procedencias: «¿Qué nos une a todos?». Una pregunta que encontraba respuesta en los testimonios sinceros de los propios peregrinos.

Elena Serés, de Zaidín y perteneciente al grupo de Rasal, compartía su impresión: «Lo que más me está gustando de esta experiencia es conocer a gente que comparte la misma fe que yo».

Desde Monzón, Mateo Mas, miembro de la Colonia Virgen de los Ríos, subrayaba el valor del ambiente: «Lo que más me gusta es el ambiente que hay y la cercanía con la gente».

Julia Escuña, de Barbastro y miembro de la Hermandad del Santo Cristo de la Agonía y Nuestra Madre la Dolorosa, afirmaba emocionada: «Lo que más me está gustando aquí es estar todos juntos, hacer piña y conocer sitios nuevos».

Y Alejandro Sarnago, alumno de Escolapios (Barbastro), concluía con sencillez: «Lo que más me gusta son las reflexiones de las noches».

De vuelta al hogar, llevando la luz

Para los jóvenes de Barbastro?Monzón, Roma ha sido un lugar de encuentro con lo sagrado y con lo comunitario, un microcosmos de lo que quieren vivir en su tierra. «Vivir lo que les gustaría poder vivir en su día a día… y trasladarlo luego a amigos y familiares», expresaban con el deseo de que esta chispa jubilar no se apague. La experiencia jubilar, lejos de quedarse en el recuerdo turístico, se proyecta como semilla misionera: una luz que debe encenderse una vez de regreso, en parroquias, hogares, espacios de formación y celebración.

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