Tarazona volvió a demostrar ayer la intensidad de su vínculo espiritual con la Virgen del Carmen, en una celebración que reunió a numerosos vecinos en la iglesia del Carmen para conmemorar una advocación mariana profundamente arraigada en la ciudad.
La jornada comenzó con una eucaristía matinal dedicada al sufragio de los fallecidos durante el último año, que congregó a una nutrida asistencia de fieles. Durante la misa, el sacerdote responsable del templo, don Antonio Latorre, rememoró la historia del antiguo convento carmelita y del templo actual, agradeciendo el compromiso de los turiasonenses, cuya devoción sigue viva y latente generación tras generación.
Ya por la tarde, la Santa Misa fue presidida por el obispo de Tarazona, Mons. Vicente Rebollo, y concelebrada por varios sacerdotes locales. El prelado exhortó a los presentes a seguir el ejemplo de la Virgen del Carmen como modelo de fe, humildad y entrega. Recordó como la devoción a la Virgen del Carmen está profundamente vinculada al Monte Carmelo, cuyo simbolismo teológico aporta un significado especial a la celebración. Este monte, asociado al profeta Elías, es visto como lugar de encuentro con Dios, de oración y revelación. En este contexto, María aparece como guía espiritual y refugio seguro, portadora de salvación y consuelo para los fieles.
En la celebración participó el alcalde de la ciudad, Tono Jaray, y miembros de la corporación así como la Asociación de Vecinos de «La Almehora» y los miembros de la Comisión de Festejos del Barrio de la Almehora, que fueron quienes portaron a hombros la imagen de la Virgen del Carmen durante la procesión por las calles que tuvo lugar después de la misa. En ella y en la misa, también participaron los niños y niñas que este año han hecho la primera comunión y que fueron los encargados de portar la imagen del Niño Jesús de Praga.
Durante los días de la novena y en la celebración de ayer, se impusieron numerosos escapularios bendecidos de la Virgen del Carmen, como signo visible de la protección maternal de María. Este gesto, profundamente simbólico, reafirma el compromiso de los devotos con la espiritualidad carmelita y la confianza en la intercesión de la Virgen.
La jornada puso de relieve la dimensión religiosa de esta festividad en Tarazona, donde la Virgen del Carmen sigue siendo faro de esperanza y unión comunitaria.
