Ayer, miércoles, celebramos los 25 años de la Iglesia de Santa Emerenciana, el acto estuvo presidido por nuestro Obispo don José Antonio que acompañó a su párroco don Manolo Oliver.
Fue el 27 de octubre de 1996 cuando la comisión parroquial de Obras hizo entrega de las llaves del templo a don Antonio Algora quien, a su vez, hizo lo mismo con don Emilio Delgado, el párroco de entonces.
Las crónicas nos hablan de que el templo tiene una capacidad de 400 personas pero que ese día se triplicó el aforo en una ceremonia que duró dos horas y media. Fue una fiesta para una comunidad parroquial que llevaba veinte años esperando el nuevo templo. En su homilía don Antonio recordó esta espera que “ha ido haciendo presente al Señor en la historia del barrio y de sus gentes”. El templo es obra del arquitecto don Fernando Lacasa.
En la homilía, don José Antonio Satué, nos explicó que debe constituir un templo:
las piedras de un templo están muy bien coordinadas, unidas las unas con las otras, nosotros comunidad cristiana también estamos llamados a vivir así, a ocupar nuestro puesto, a poner nuestras capacidades al servicio de los demás y a no ser un ladrillo, el más bonito pero suelto, o la baldosa más brillante, pero sin formar parte de ese templo. El Papa Francisco nos anima a vivir en sinodalidad, a caminar y trabajar juntos, ojalá esta efeméride, estos 25 años, nos animen a caminar juntos y buscar la comunión
Durante el acto conmemorativo se inauguraron las pinturas que adornan la capilla del bautismo que son obra de nuestro compañero Luis Giménez Alamán, delegado de periferias de la diócesis, profesor de secundaria y artista. Esta obra acompañará al Cristo resucitado de Manuel Escriche y al relieve de bronce de Santa Emerenciana de taller de Amparo Tusset.
Tras la explicación del propio autor, Eva Rubio hizo un repaso a estos 25 años con unas bonitas coplas, y se hizo la entrega de unas tazas como obsequio, tanto a Luis como a don José Antonio. Una fiesta conmemorativa que nos muestra a una parroquia viva.