«Veni, Creator Spíritus!«. «¡Ven, Espíritu Creador!». Con este himno gregoriano, ha comenzado la Misa de Apertura de la Etapa Diocesana del Sínodo. El Pilar estaba lleno: laicos, religiosos y sacerdotes. También ha estado una representación de los pastores de las confesiones e iglesias cristianas que tienen implantación en Zaragoza.

En la procesión de entrada, una nutrida y significativa representación del Consejo Diocesano de Pastoral, compuesto en su mayoría por laicos, ha precedido al arzobispo Carlos Escribano en su camino hacia el altar de la eucaristía. También ha concelebrado el arzobispo emérito Vicente Jiménez y los obispos eméritos Jesús Moliné y José Luis Redrado.

En su homilía, monseñor Escribano ha ofrecido algunas claves para no decaer en este camino de escucha sinodal:

Acogida del Espíritu Santo: “El Sínodo es un momento de gracia para nuestra diócesis. Hoy queremos acoger el don del Espíritu para salir a anunciar el Evangelio”.

Encuentro con Jesús y los hermanos: “Nuestra tarea es descubrir que Jesús camina a nuestro lado. Hemos de ser expertos en el encuentro: dar espacio a la adoración. El camino sinodal solo será tal, si nos encontramos con Cristo y, con él, con nuestros hermanos”.

Escuchar con el corazón: “Dejar los prejuicios, recibir al otro como un auténtico don, evitando respuestas superficiales. Escuchar con el corazón: así el otro no tendrá miedo para hablar”.

Sembrar entusiasmo: “Motivar a nuestros hermanos para que se sumerjan en este proceso de gracia”.

Apertura a lo nuevo: “En el Espíritu Santo, miramos lo que hacemos con humildad: quizá tengamos que aprender de nuevo. Es la perenne novedad del Espíritu Santo”.

Tras la homilía, el Arzobispo ha invitado a todos los presentes las promesas del bautismo, recordando que la dignidad de hijos de Dios es lo más grande en la vida de la Iglesia. En la presentación de los dones, un grupo de niños ha ofrecido unas palabras clave del camino sinodal recién abierto: comunión, participación, misión.

Antes de finalizar la misa, el arzobispo Escribano ha entregado una vela encendida a las distintas parroquias de la Archidiócesis. Con el Himno en honor de la Santísima Virgen del Pilar, a quien se ha consagrado el trabajo sinodal, ha concluido la celebración.