“Todos somos misioneros, no solo el que coge la maleta y se va a África”

El 21 de octubre la Iglesia celebra el Domund, un día en que, de forma especial, los cristianos rezan por las misiones y los misioneros.  Este año su lema, ‘Cambia el mundo’, nos recuerda que es posible un cambio a mejor, profundo y real. Miguel Taboada, misionero de Zaragoza, asegura a ‘Iglesia en Aragón’ que “los cristianos tenemos que sentirnos protagonistas de este cambio“.

Al vivir con personas tan acogedoras, he experimentado el cariño de Dios

Miguel, ¿cómo surgió esa inquietud de irte a la misión? Yo soy el segundo de seis hermanos y nací en una familia misionera. Lo que marcó mi vocación misionera fue la oración en familia. Todas las noches rezábamos con la palabra de Dios y eso ha ido poco a poco forjando en mí la convicción de que rezar es tan importante como alimentarse. De pequeños nos llevaban a encuentros misioneros de familias y allí conocí a muchos misioneros y misioneras que venían a dar su testimonio. Por eso pensé que yo también podía ser un misionero.

Miguel Taboada.

Así que creciste y decidiste irte de misión. Sí, me formé y me fui a Brasil. Allí estuve diez años con los misioneros javieranos desarrollando una labor de pastoral, de acompañamiento de comunidades, de formación bíblica… También estudié comunicaciones para colaborar con las redes sociales, la web, la revista…

A nivel social también tendríais trabajo. En cualquier lugar donde nosotros estamos acogemos a quien lo necesita. Nuestras comunidades eran lugar donde ofrecíamos cursos de alfabetización, distribución de medicinas… Me gusta la expresión que dice el papa Francisco, “un hospital de campaña”, que en nuestras casas estemos abiertos a las necesidades de los demás. A lo largo de estos diez años he podido tocar con la mano el sufrimiento y la verdad es que han sido años muy bonitos. Después volví a España pero no he conseguido adaptarme muy bien.

¿Cómo se vive este contraste a la vuelta? Es cada vez mas difícil porque la sociedad cambia muy rápidamente. Recuerdo, en 2008, que todo el mundo decía que España estaba en crisis y a mí me sabía mal porque decir eso era menospreciar a millones de personas que siempre han estado en crisis. En España, por mucha crisis, que haya nunca hay gente que se muere de hambre. Y actualmente hay mas de 800 millones de personas que pasan hambre. Creo que Europa se está cerrando con egoísmo a las realidades de los demás. Estos días yo sufro con la realidad de la inmigración, con las devoluciones en caliente, que me parecen un grito contrario al Evangelio, y los cristianos no hacemos mucho para evitar las injusticias.

¿Cómo se ha ido transformando tu fe a la luz de la misión? Al vivir con personas tan sencillas y acogedoras, he podido experimentar de manera muy profunda el cariño de Dios. Estas personas, que no tienen mucho para ofrecerte, lo poco que tienen te lo dan. También, ayudado por el papa Francisco, que lleva estos años insistiendo mucho en la misericordia de Dios, he podido purificar mi idea de Dios y mi forma de oración para encontrar a ese Dios cariñoso, de ternura, que estas personas me han presentado.

¿En las periferias de São Paulo? Sí, allí las personas tenían que hacer cada día dos horas de viaje para trabajar y, sin embargo, aun tenían la fuerza y las ganas de ir a la iglesia por la noche, a rezar y a poner a su familia en las manos de Dios. Esa fuerza que viene de Dios, ese deseo de escuchar la Palabra, ha cambiado en mí las ideas, muy de cabeza, muy de libro, que yo tenía de Dios.

Has estado diez años en Brasil y ahora, a Bolivia. Ahora empiezo una nueva misión, en Bolivia. No conozco el país ni la realidad que me voy a encontrar, pero he tenido esta oportunidad gracias a una familia misionera de Toledo que está allí y que pertenece a Plataforma Solidaria (www.plataformasolidaria.org), una asociación que lleva 18 años en Bolivia y que se vuelca principalmente en niños de la calle, con refuerzo escolar, con actividades deportivas, con una presencia cariñosa para que los chavales sepan que la Iglesia es su casa.

¿En qué tenemos que despertar los cristianos españoles? En lo que más insisto es en el protagonismo de cada uno en la misión. Todos somos misioneros, no solo el que coge la maleta y se va a Africa. Cada cristiano debe asumir el protagonismo y la responsabilidad de la misión. Muchos cristianos van a la iglesia como si fueran al cine, y eso no está bien. Todos tenemos una misión, Dios necesita nuestras manos, nuestros pies, nuestra boca para seguir vivo entre nosotros. Los cristianos tenemos, como dicen en Brasil, que “vestir la camisa”, sentirnos protagonistas de este cambio que la Iglesia necesita.