Cuando hemos abierto los ojos, a las seis de la mañana, sabíamos que hoy era un día diferente. La jornada iba a ser distinta, porque poníamos rumbo a Santiago. Ha sido un trayecto intenso, pero revelador.

La caminata de hoy nos ha revelado, por ejemplo, cuántos cánticos pueden cantarse con ganas durante unas horas, nos ha revelado también la emoción que se siente cuando el peregrino se acerca a su destino y, sin duda, nos ha revelado el auténtico poder de la acogida del apóstol Santiago.

En sólo algunas horas, hemos llegado a la Plaza del Obradoiro. Y la entrada ha sido inolvidable. Sin duda, un recuerdo imborrable: muchos se emocionaban, incluso con lágrimas; otros caminaban descalzos; pero todos hemos coreado: «¡Esta es la juventud del Papa!», así como diversos cánticos relacionados con la llegada a Santiago.

Es una experiencia única: culminar el camino de Santiago junto a personas tan impresionantes para comenzar un encuentro con doce mil jóvenes. ¿Cuántas oportunidades vamos a tener en nuestra vida de compartir algo así?

Venimos aquí para dar gracias a Santiago, al Hijo del Trueno, al amigo de Cristo. ¡Déjate sorprender!

Esta tarde, sobre las seis, ha comenzado el acto de acogida en la Plaza del Obradoiro. El arzobispo de Santiago, Mons. Julián Barrio, ha presidido la inauguración de la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ), acompañado de diversas actuaciones y testimonios.

También durante el evento ha tomado la palabra nuestro arzobispo, Mons. Carlos Escribano, debido al importante papel que ha desempeñado a la hora de hacer esto posible: «Venimos aquí para dar gracias a Santiago, al Hijo del Trueno, al amigo de Cristo. ¡Déjate sorprender!», ha dicho.

Nos alojamos aquí, en Santiago de Compostela, en el colegio de los lasalianos. El ambiente es indescriptible y las ganas de disfrutar cada momento marcan un ritmo acelerado de pulsaciones en un corazón que ya ha sido ganado para Cristo: el corazón de cada uno de los jóvenes que estamos aquí.