Este próximo domingo, día 6 de mayo, el obispo diocesano, Ángel Pérez Pueyo, conferirá el Orden del Diaconado al seminarista de la diócesis Oscar Vives, que durante este curso está realizando su etapa pastoral en el Arciprestazgo del Bajo Cinca. El acto religioso tendrá lugar, a las 17 horas, en la iglesia parroquial de Zaidín, lugar de nacimiento del nuevo diácono, al que ha entrevistado el delegado diocesano de medios, José María Ferrer.
A nuestra primera pregunta, ¿dónde estás haciendo la etapa pastoral?, responde con sencillez y sinceridad.
Estoy haciendo la pastoral en la parroquia de Fraga. El Obispo me lo propuso y me pareció muy bien. El primer sentimiento fue pensar que estaría cerca de mi pueblo natal, y sobre todo de mi madre, así que desde el principio me entusiasmaba mi nuevo destino.
¿Qué actividades principales estás haciendo?
Son varias y algunas de ellas han ido surgiendo a medida que avanzaba el curso pastoral. Se ha dado la circunstancia de que el párroco, Jaime Clusa, y una hermana misionera, Hermana Carmenza, comenzaban también el curso pastoral en Fraga, venidos de otras parroquias, y para los tres ha sido un ponernos a pensar en común cómo hacer la pastoral en este momento.
Por mi parte, entre otras cosas, he acompañado al párroco de Torrente de Cinca, Wilson Montes, en las tareas de organización de los chicos de confirmación de Fraga y Velilla de Cinca. También he ayudado en la catequesis de Primera comunión y de postcomunión atendiendo a la formación y acompañamiento de los catequistas.
Otra parte de mi tarea pastoral ha sido hacer las visitas a la residencia de ancianos y a centros de día así como atender y acompañar a diferentes personas y grupos.
He ayudado al grupo de Cáritas de Fraga en muchas de sus actividades y he servido, como animador de la Comunidad, en celebraciones religiosas particularmente en las parroquias de Velilla y Miralsot.
¿Para qué te está sirviendo esta etapa pastoral?
En esta última etapa de mi formación estoy gratamente sorprendido por lo mucho que me está aportando la parroquia de Fraga. Estar todos los días conviviendo con sacerdotes y fieles es una verdadera escuela de formación pastoral. Todo esto me está ayudando a formarme como pastor y comprendo, además, que es una formación que nunca se acaba, todos los días se aprende algo nuevo.