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Lectio Divina: 6 de marzo de 2020

Raúl Romero López
2 de marzo de 2020
“Jesús nos enseña a hilar con hilo fino”

1.- Oración introductoria.

Señor, quiero escuchar bien tu Palabra. Y las quiero escuchar no sólo con el oído externo sino con el oído interior, con el oído del corazón. Y quiero que esas tus palabras se ahonden dentro de mí,  me penetren y se hagan norma de mi vida. Son palabras  recias,  exigentes. Sé que yo solo  nos las puedo cumplir;  por eso te pido que me envíes al Espíritu Santo con sus dones. Con Él todo será fácil, sencillo, incluso placentero.

2.- Lectura reposada de Palabra del Señor. Mateo 5, 20-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos. Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: «No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal.» Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

3.- Qué dice el texto bíblico.

Meditación-reflexión

El Señor nos dice en este evangelio que debemos ser seguidores de Jesús, discípulos de Jesús. Y el discípulo auténtico tiene siempre a Jesús como norma y modelo. Por eso nos invita “a ser mejores que los demás”. Y los demás tal vez crean que es suficiente evitar las obras externas. Es común decir entre la gente: “Yo ni robo ni mato”. Y no caen en la cuenta de que no sólo es pecado robar la cartera, es pecado robar la fama, robar la inocencia,  robar la esperanza, robar la alegría de nuestros hermanos. Se puede robar de muchas maneras. Lo mismo se puede decir del matar. No sólo se mata con una pistola o un cuchillo. Se puede matar “con la lengua” que es como una espada de doble filo. Hay palabras que son puñales. Podemos despellejar a las personas aunque no clavemos ni un alfiler en su piel. Lo que nos pide el evangelio es que descubramos la raíz del mal y lo evitemos desde el principio. Si yo tengo un pensamiento de ira o venganza contra una persona y después fomento el deseo y lo avivo siempre que me encuentro con esa persona, al final aquello que al principio era una pequeña llama fácil de apagar, poco a poco ha crecido y ha provocado un incendio en mi corazón de modo que  ya no lo puedo sofocar.  Respecto al cuidado que debemos tener a la hora de presentarnos a celebrar la Eucaristía, el Evangelio no dice: “Si tú tienes algo contra tu hermano” sino “si tu hermano tiene algo contra ti”. Aunque la culpa esté en  tu hermano, debes acortar el camino y adelantarte. ¿Por qué? Porque Dios siempre nos toma a nosotros la delantera.

Palabra del Papa

“En las tablas de la ley está la ley hacia Dios y la ley hacia el prójimo y las dos van juntas. Yo no puedo decir: ‘Pero, no, yo cumplo los tres primeros mandamientos… y los otros más o menos’. No, si tú no haces estos, esos no puedes hacerlos y si tú haces eso, debes hacer esto. Están unidos: el amor a Dios y el amor al prójimo son una unidad y si tú quieres hacer penitencia, real no formal, debes hacerla delante de Dios y también con tu hermano, con el prójimo. Y como dice el apóstol Santiago, puedes tener mucha fe pero si no haces obras, no sirve de nada. Uno puede ir a misa todos los domingos y comulgar, y se puede preguntar: ¿cómo es tu relación con tus trabajadores? ¿Les pagas en negro? ¿Les pagas el salario justo? ¿También pagas la contribución para la pensión? ¿Para asegurar la salud? Esos hombres y mujeres de fe que dividen las tablas de la ley: ‘sí, sí, yo hago esto’ – ‘¿pero tú das limosna?’ – ‘sí, sí, siempre envío el cheque a la Iglesia’ – ‘Ah, muy bien. Pero a tu Iglesia, en tu casa, con los que dependen de ti -ya sean hijos, abuelos, trabajadores- ¿eres generoso, eres justo?’ Tú no puedes hacer ofrendas a la Iglesia sobre los hombros de la injusticia que haces con tus trabajadores. Esto es un pecado gravísimo: es usar a Dios para cubrir la injusticia. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 20 de febrero de 2015, en Santa Marta).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)

5.-Propósito Si estoy distanciado de alguna persona, daré yo el primer paso para la reconciliación.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de sus  palabras. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, veo que hilas demasiado fino. No sólo miras las obras externas sino lo interior, aquello que se esconde dentro del corazón. Reconozco que soy tosco, burdo, pintor de brocha gorda. Dame finura, delicadeza, elegancia, en el trato con mis hermanos. Que no me limite a pasar por la vida “sin hacer mal a  nadie” sino “haciendo siempre el  bien a todos”.

PDF: 6 DE MARZO

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